Washington, Estados Unidos.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este viernes una serie de órdenes ejecutivas que marcan un giro estratégico en la política energética del país, con el objetivo de revitalizar la industria nuclear, impulsar la producción de combustible atómico y posicionar a Estados Unidos como líder global en exportación de esta tecnología.

Durante el acto realizado en la Casa Blanca, Trump declaró: “Firmamos importantes órdenes ejecutivas que realmente nos convertirán en la verdadera fuerza de esta industria”, en referencia a un paquete de medidas que pretende cuadruplicar la producción nuclear en los próximos 25 años.

Se busca desarrollar reactores modulares pequeños

Una de las órdenes firmadas autoriza el desarrollo acelerado de reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), una tecnología aún sin uso comercial que podría ser clave para abastecer la creciente demanda energética de sectores como la inteligencia artificial y la defensa nacional. La Casa Blanca afirmó que estas unidades compactas permitirán una rápida implementación en instalaciones críticas y bases militares, y podrán construirse en suelo federal.

Otra de las disposiciones plantea reformar la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) para agilizar los procesos de aprobación de nuevos proyectos, con la meta de reducir los tiempos de revisión a un máximo de 18 meses. Trump enfatizó que la rapidez no pondrá en riesgo la seguridad: “Lo conseguiremos muy rápido y con mucha seguridad. Es la hora de la energía nuclear y vamos a hacerlo a lo grande”, aseguró.

Donald Trump anunció la creación de un nuevo cargo

Además, se anunció la creación de un nuevo cargo: el enviado especial para la exportación de tecnología nuclear, quien coordinará con el Departamento de Energía el impulso a las exportaciones del sector. Actualmente, Estados Unidos importa más de un tercio del uranio que consume, una dependencia que el gobierno busca revertir mediante incentivos a la minería y el enriquecimiento nacional.

La tercera orden ejecutiva invoca la Ley de Producción de Defensa, una herramienta que permite al gobierno federal colaborar estrechamente con el sector privado para asegurar el suministro de recursos estratégicos. En este caso, se pretende garantizar el acceso a combustible nuclear ante un eventual repunte de la demanda global.

El secretario del Interior, Doug Burgum, justificó el renovado interés en la energía nuclear ante el auge de tecnologías intensivas en consumo eléctrico:

“El desafío es producir suficiente electricidad para ganar el duelo de inteligencia artificial con China”, declaró.

Con 94 reactores operativos, Estados Unidos sigue siendo la primera potencia nuclear civil del mundo, aunque la edad promedio de estas plantas es de 42 años. El plan de Trump apunta no solo a modernizar esta infraestructura, sino a posicionarse frente a potencias como China y Rusia, que han acelerado sus inversiones en este rubro. China, por ejemplo, tiene actualmente 27 reactores en construcción, mientras Rusia lidera la exportación mundial de plantas nucleares.

El movimiento del presidente republicano también se produce en un contexto geopolítico tenso, marcado por el estancamiento de las negociaciones nucleares con Irán y el creciente interés mundial por fuentes de energía libres de carbono. Compañías como Amazon, Google y Microsoft han comenzado a firmar acuerdos de suministro con operadores nucleares, buscando fuentes confiables para sostener sus centros de datos.

Pese a los desafíos técnicos, regulatorios y de aceptación pública, la administración Trump confía en que el “renacimiento nuclear” será una de las claves para asegurar la autosuficiencia energética del país y su supremacía tecnológica frente a sus competidores globales.