Una fotografía del 14 de enero de 2022, muestra al alcalde Francisco Orozco Martínez en su oficina, cumplía apenas tres meses en el cargo. Está de espaldas frente al escritorio como si fuera el visitante. En la silla principal se observa un hombre joven que, sonriente y relajado, estira los pies luciendo botines con la bandera de Estados Unidos. Esa persona a quien le fue cedido el lugar, era el delegado auxiliar ratificado por el ayuntamiento para la comunidad Huamuchil, pero también, entre pobladores y círculos policiacos locales, para esas fechas ya estaba considerado como el presunto delincuente más temido y famoso de toda la zona, al grado de que meses después de esa foto, fuerzas federales y estatales catearon inmuebles de su propiedad sin conseguir detenerlo, aunque habrían encontrado armas y una cantidad considerable de dinero.

Ese retrato es muy simbólico (y hasta premonitorio) de lo que le deparaba a Xichú con el actual alcalde; como lo ha documentado este medio, desde su llegada al cargo en 2021 y hasta la fecha, Orozco Martínez no ejerce sus responsabilidades relacionadas con la gobernabilidad. Aunque parecería un contrasentido, eso le ayudó a conseguir la relección, pues el vacío de autoridad ha sido bien recibido por aquellos a quienes les resulta conveniente que en el municipio no se aplique la ley.

Huamuchil: degradación y criminalidad.

La escena de maltrato y tortura animal en Huamuchil (a cuarenta minutos de la cabecera municipal sobre la ruta al Golfo) tiene como contexto el desgobierno y el ambiente de impunidad que eso genera, sumado al notorio deterioro de esa localidad, donde las adicciones y la criminalidad llevan tiempo enraizando con particular gravedad. Tan solo en años recientes, sicarios ejecutaron un muchacho en una milpa entre el barullo de carreras clandestinas de caballos, y un joven fue “levantado” en esos caminos, apareció muerto en un municipio vecino. Luego, ocurrió una tentativa de feminicidio con rasgos de tortura. También, en la economía local de ese extenso caserío, circula dinero proveniente del tráfico de personas a los Estados Unidos.

Relatos de testigos presenciales permiten reconstruir esa tarde del viernes 23 de mayo cuando se desarrollaba lo que desde días antes anunciaron como “jaripeo borreguero”: -llevaban los gatos en bolsas como de mandado-afirmó un asistente. Otro aseveró que luego de tironearlos con una correa y sujetarlos a un alambre, que a modo de guía atravesaba el redondel, para provocar que emprendieran carrera, además de la pólvora, también les aplicaron toques eléctricos con una especie de tubo amarillo. Uno más describió: “los pateaban y les picaron su colita con palos…”. Mientras eso sucedía, al micrófono, un empleado de la casa de cultura municipal fungía como animador de esa barbarie al divertirse con el dolor de los animales. Luego, siguió el estallido de risas y el jolgorio de niños y muchachos correteándolos, hasta finalizar con una diana musical interpretada por una banda de viento (que aunque parezca broma se llama “San Francisco de Asís”).

Divisadero pudo confirmar que los retratos que circulan en medios y espacios digitales señalando a los presuntos responsables de encabezar la tortura a los gatos, corresponden a personas de esa localidad relacionados con las redes electorales del alcalde en funciones y son parte de su círculo de protegidos y beneficiarios. Por mencionar, uno de ellos pertenece a la familia que en esas inmediaciones está siendo favorecida como proveedora de los apoyos de materiales de construcción otorgados por el gobierno municipal, otro más, es un comerciante de abarrotes, muy activo en la grilla política.

Amenazan joven desde el cobarde anonimato…

El pasado 28 de abril, en un evento público con vecinos, en obvia referencia a Correo, a quien esto escribe y a las publicaciones relacionadas con la administración que encabeza, en un arranque de enojo, el alcalde expresó retador: “a mí lo que dicen los periódicos me entra por un oído y me sale por el otro”. Nadie le creyó, y menos ahora que huyendo del debate público cerró su página de Facebook, ante el diluvio de cuestionamientos por parte de ciudadanos de múltiples lugares, edades y profesiones, así como de organizaciones protectoras de animales. A la fecha no ha emitido una postura oficial.

En el municipio de Xichú derechos fundamentales como el de la libertad de expresión, están mediatizados por la camarilla que detenta el poder, quienes sin miramientos castigan a servidores públicos que no les son incondicionales (por ejemplo, los mandan a la recolección de basura o los comisionan al DIF donde son frecuentes las quejas de maltrato laboral al que los somete una hermana del alcalde, presidenta del organismo). A eso se suma que esa misma camarilla y otras fuerzas extralegales han alimentado la percepción de que son intocables, han conseguido sembrar miedo y cuando son aludidos reaccionan con enfermiza visceralidad.

En esa arena movediza se puso el joven que tuvo la sensibilidad y el valor de ser el primer ciudadano en expresar su rechazo a lo sucedido y difundir el video (que luego se viralizó) exhortando llegara a conocimiento de las autoridades competentes, pero luego de eso, en el trascurso de la semana se vio forzado a cerrar su página de Facebook, ante mensajes intimidatorios que comenzó a recibir. También, desde el cobarde anonimato se puso en circulación una fotografía con su nombre y rostro, advirtiendo: “Enemigo # 1. Guamuchil te busca. Donde te encontremos te la rompemos”.

Tarjeta informativa para el Fiscal…

Resulta hasta estremecedor, que tres gatitos y su sufrimiento amplificado por la opinión pública, sean los que estén abriendo la posibilidad de sentar uno de los más significativos precedentes de justicia para los seres vivientes en esta región de Guanajuato donde la impunidad está muy enraizada. Y quizás también, esa tortura a la que fueron sometidos, ampliará la perspectiva de personas que veían esta porción de la Sierra Gorda solo a través de la turística maqueta oficial que se promueve, como sucedió en el reciente Rally de las Naciones, donde los pilotos relacionaban el significado del nombre con un estornudo, y un muchacho semidesnudo, en falso ritual prehispánico, sahumaba los autos en la plaza. Tras esa frivolidad existe una grave realidad: en Xichú, gobierno y delincuencia ya no se distinguen…