Ciudad de México, México.– Starbase, la ciudad sede de la compañía aeroespacial SpaceX, propiedad del multimillonario Elon Musk, ha comenzado a enviar cartas a sus residentes advirtiendo que podrían perder el derecho a utilizar sus propiedades como lo han hecho hasta ahora.

La alerta se da en el marco de una audiencia pública programada para el próximo 23 de junio, donde se discutirá la modificación del uso de suelo en esta localidad del sur de Texas.
La comunidad, ubicada cerca de la playa de Boca Chica, al este de Brownsville y a la orilla del Golfo de México, fue recientemente incorporada como ciudad formal tras una votación en la que participaron poco más de 500 habitantes, en su mayoría empleados de SpaceX.
La medida otorgó al proyecto de Musk un mayor control sobre la planificación urbana del área, que se ha convertido en epicentro del desarrollo del cohete Starship, con el que la empresa busca realizar viajes comerciales al espacio y, eventualmente, llegar a Marte.
Cambios normativos y advertencias a residentes

La carta enviada por Kent Myers, gestor municipal de Starbase, detalla que la ciudad celebrará una audiencia para considerar cambios al mapa urbano y a las normas de planeación. Estos ajustes permitirían construir nuevos edificios residenciales, oficinas y comercios, afectando directamente a los actuales usos de las propiedades locales.
“La ciudad de Starbase celebrará una audiencia que determinará si usted perderá o no el derecho a seguir usando su propiedad como lo hace actualmente”, advierte el documento que ya circula en redes sociales.
La noticia ha generado alarma entre los residentes, muchos de los cuales han vivido durante décadas en la región, y también entre defensores del medio ambiente y de los derechos indígenas.
Una “nueva colonización”

El descontento crece entre los habitantes tradicionales del Valle del Río Grande, quienes denuncian que los lanzamientos de cohetes y las operaciones de SpaceX han transformado por completo la vida en la región.
Alda y René Merlano, una pareja con más de 40 años de matrimonio, recuerdan con nostalgia las visitas familiares a la playa de Boca Chica. Hoy, los accesos son cerrados frecuentemente antes y durante los lanzamientos del Starship.
“Entre los nuevos edificios, la plataforma de lanzamiento y los constantes cierres, el lugar donde crecimos cambió por completo”, lamenta Alda, exprofesora de Literatura.
Incluso desde su casa, a más de 25 kilómetros de la plataforma, el estruendo de los cohetes es imposible de ignorar.
Para Juan Mancías, líder de la tribu Carrizo/Comecrudo —grupo indígena no reconocido oficialmente por el gobierno federal—, la expansión de Starbase representa un acto moderno de colonización.
“Es lo mismo que hicieron aquí hace 500 años. Vinieron por una sola cosa: llevarse las fuentes de vida de esta tierra”, afirmó.