Guanajuato, Gto.- Todos hemos escuchado hablar de Don Quijote, el mítico caballero andante, loco enamorado, que se enfrentó a molinos de viento por defender el honor de su amada Dulcinea. Y aunque no todos hayan leído el libro, la mayoría recuerda que su origen fue “en un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme“. Sin embargo, pocos saben que El Quijote terminó enterrado en Guanajuato capital.
¿Dónde está enterrado Don Quijote?
El increíble “entierro” de Don Quijote se encuentra en una de las angostas calles del centro histórico, custodiado por muros coloniales en los que aún resuenan los ecos de las leyendas de esta ciudad minera. Se trata de una tumba que no figura en los libros de historia ni en los catálogos oficiales de turismo. Allí, a la vista de todos y a los pies del Pípila, está enterrado El Quijote.

Una leyenda poco conocida cuenta que, en 1616, tras haber concluido sus aventuras relatadas en el libro de Miguel de Cervantes, Don Quijote partió de su tierra natal, haciendo creer a todos que había muerto en su cama en una villa castellana. Aquello le dio la libertad para vagar por el mundo. Poco tiempo después, llegó a la Nueva España por el puerto de Veracruz y se dirigió a Guanajuato, donde, con casi 70 años a cuestas, viejo y agotado, decidió vivir en una pequeña casa al pie del Cerro de La Bufa.
Una noche, Don Quijote escuchó voces extrañas que provenían de una cueva en la montaña y emprendió su última batalla. Pero cuando llegó al lugar, encontró a una bella mujer que le dijo que llevaba mil noches esperándolo para mostrarle el tesoro más grande que jamás nadie hubiera visto. Entonces, en las entrañas de la tierra, se abrió una puerta a una ciudad de oro, de leyendas, de dragones y de magos… y Don Quijote tuvo la certeza, justo antes de morir, de que nunca estuvo loco. A la mañana siguiente, alguien lo encontró y lo bajó a la ciudad, donde fue sepultado.

La realidad es menos fantástica que la leyenda. En el año 2010, por iniciativa del doctor Carlos Tena Tamayo, miembro del consejo directivo de la Fundación Cervantista Enrique y Alicia Ruelas A.C., fue instalada una escultura de Don Quijote a un costado del Templo de San Diego. La obra, vaciada en bronce y con dimensiones de 170 x 90 x 150 cm, guarda en su base —bajo el nivel del suelo— una edición especial del Quijote de la Mancha, publicada en Guanajuato.
“Quien afirme que Don Quijote está en esta tierra enterrado, jamás mentirá”, reza la inscripción colocada en la placa de la base de la escultura.