La obesidad se ha convertido en el principal problema de salud pública a nivel mundial, ya que contribuye a enfermedades crónicas graves, como el cáncer. Varios estudios demuestran que reducir los niveles de obesidad en el mundo dará lugar a una mejor prevención de diversos tipos de cáncer, especialmente aquellos influenciados por factores relacionados con el estilo de vida. En este artículo, exploraremos la relación entre la obesidad y el cáncer, la importancia de reducir las tasas de obesidad para prevenir el cáncer, y las acciones que podemos tomar tanto individualmente como en sociedad para resolver este problema.

La relación entre la obesidad y el cáncer

La obesidad es una condición muy compleja, ya que depende de muchos factores. El exceso de grasa corporal puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar diferentes tipos de cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad está conectada con aproximadamente 13 tipos de cáncer distintos, entre ellos el de mama, el colorrectal, el de endometrio y de riñón. Esta relación se debe a diferentes factores:

Desequilibrio hormonal: El exceso de tejido adiposo puede elevar los niveles de hormonas como el estrógeno y la insulina, que son conocidos por contribuir al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, como el de ovarios y páncreas, respectivamente.

Inflamación crónica: A menudo, la obesidad provoca inflamación crónica en zonas intestinales, lo cual puede llevar al desarrollo de células cancerígenas en el colon.

Alteración de la función inmunitaria: La obesidad puede deteriorar nuestro sistema inmunitario, haciendo más difícil que el cuerpo luche contra células cancerígenas
Estos factores destacan la necesidad urgente de combatir la obesidad, especialmente en un contexto global donde las tasas siguen en aumento, como sucede en México

Cómo combatir la obesidad puede prevenir el cáncer

Cambios en el estilo de vida

La relación entre la obesidad y el cáncer destaca la necesidad urgente de adoptar medidas preventivas. Los cambios en el estilo de vida, sobre todo aquellos centrados en mejorar la dieta y aumentar la actividad física, son cruciales para reducir los niveles de obesidad.

Estudios demuestran que incluso una pérdida de peso leve puede reducir significativamente el riesgo de cáncer. Por ejemplo, una reducción del 5-10% del peso corporal puede reducir los niveles de hormonas que promueven el cáncer, disminuyendo el riesgo de la enfermedad.

Dieta: Una dieta equilibrada y nutritiva juega un papel fundamental tanto en la prevención de la obesidad como en la reducción del riesgo de cáncer. Una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras ayudan a mantener un peso saludable y reduce la inflamación corporal. Por otra parte, las dietas con altos niveles de comida procesada, azúcar y grasas que no son saludables pueden contribuir a la obesidad y aumentar el riesgo de varios tipos de cáncer.

Actividad física: Practicar ejercicio regularmente no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también ayuda a regular los niveles hormonales, mejorar la función inmunitaria y reducir la inflamación, lo que contribuye a prevenir el cáncer. Las organizaciones sanitarias recomiendan realizar, como mínimo, 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana para reducir el riesgo de cáncer.

Intervenciones médicas para controlar la obesidad

Aunque estos cambios en el estilo de vida son eficaces para muchos, algunas personas requerirán intervenciones médicas para conseguir un peso saludable y poder mantenerlo.

Gracias a sus buenos resultados, la cirugía bariátrica es cada vez más popular en países con altas tasas de obesidad, como México. Estos tratamientos, combinados con cambios sostenibles en el estilo de vida, proporcionan un enfoque integral para reducir la obesidad y prevenir enfermedades asociadas. Cabe destacar el tratamiento de balones gástricos en México, un procedimiento más económico que otras cirugías tradicionales, como el bypass gástrico, y con altas tasas de éxito. Además de ayudar a perder una cantidad significativa de peso, se reducen las condiciones relacionadas con la obesidad, como el cáncer.

Medidas políticas para combatir la obesidad y prevenir el cáncer

Aunque los esfuerzos individuales son muy importantes, las acciones del gobierno y las iniciativas de sanidad desempeñan un rol significativo en la reducción de las tasas de obesidad y la prevención del cáncer. Las políticas que promueven entornos más sanos, -como mejorar el acceso a alimentos nutritivos, crear espacios seguros para la actividad física y regular el marketing de la comida no saludable- son esenciales.

Campañas de salud pública

Las campañas de educación y concienciación pueden informar al público sobre la relación entre la obesidad y el cáncer. Estas campañas deben centrarse en fomentar un estilo de vida más sano, donde integrar mejores hábitos alimentarios y actividad física regularmente.

Acceso y apoyo de la sanidad

Proporcionar a la gente acceso a tratamientos para la obesidad y cuidados preventivos pueden reducir la carga de las enfermedades relacionadas con la obesidad, incluido el cáncer. Es necesario contar con opciones sanitarias asequibles, como programas de control de peso e intervenciones quirúrgicas, para ayudar a las personas a conseguir una pérdida de peso sostenible.

Luchar contra la obesidad para prevenir el cáncer no es solo una responsabilidad individual sino también social. Aunque tomar decisiones más sanas sobre nuestro estilo de vida es esencial, implementar cambios políticos e intervenciones médicas son cruciales para conseguir un impacto a gran escala. Los gobiernos, los profesionales sanitarios y los ciudadanos deben trabajar juntos para abordar la epidemia de la obesidad y su relación con el cáncer. Al centrarnos en la prevención y la intervención a una fase temprana, podemos reducir significativamente el impacto global del cáncer y mejorar la salud pública.