Ciudad de México, México.– El próximo jueves 19 de junio, la Iglesia católica celebrará Corpus Christi, una de las festividades religiosas más significativas del calendario litúrgico. Aunque no es un día feriado oficial en México, sigue siendo una fecha de profunda devoción y riqueza cultural, especialmente en comunidades con arraigo tradicional.
¿Qué significa Corpus Christi?

La expresión Corpus Christi, que en latín significa “Cuerpo de Cristo”, tiene como propósito honrar la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, es decir, en el pan y el vino consagrados durante la misa. Para los fieles católicos, representa uno de los misterios centrales de su fe: que Cristo está verdaderamente presente en cada comunión.
Instituida en el siglo XIII, esta celebración ocurre exactamente 60 días después del Domingo de Resurrección, justo el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad, siguiendo el calendario litúrgico católico.
Una celebración de fe y comunidad
Durante esta jornada, en muchas regiones de México se celebran procesiones solemnes en las que el Santísimo Sacramento es llevado en custodia por las calles, acompañado por fieles, cantos, rezos y tapices decorativos hechos de aserrín de colores, pétalos de flores y altares improvisados.

Además de la misa especial, es común ver a niñas y niños vestidos con trajes típicos indígenas y campesinos, en representación de las comunidades que históricamente han participado con fervor en esta fecha. Estas expresiones no solo reflejan la espiritualidad del pueblo, sino también su identidad cultural y sentido de pertenencia.
¿Qué significan las mulitas?

Una de las tradiciones más entrañables del Corpus Christi en México es la de regalar y recibir mulitas artesanales, elaboradas con materiales como hojas de maíz, carrizo, tule o pasta. Aunque pueden parecer un gesto sencillo, su origen tiene un fuerte vínculo con la historia religiosa del país.
Según relata el portal Desde la Fe, durante la época colonial, comunidades indígenas del centro del país —incluidas las del Valle de México, Puebla, Tlaxcala y Morelos— acudían a la Catedral Metropolitana cada Jueves de Corpus, cargando ofrendas de frutas, flores y semillas. Estas cargas eran transportadas en guacales sobre sus espaldas o en el lomo de mulas, animales que fueron fundamentales tanto en festividades religiosas como en obras comunitarias.
La mula, vista como símbolo de servicio, entrega y devoción, se transformó con el tiempo en un ícono de esta festividad. De ahí nació la costumbre de representar este esfuerzo y gratitud en forma de figuras artesanales que se regalan entre familiares y amigos, especialmente niños.