De acuerdo con el poeta cubano José Martí, “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Hay quienes se lo están tomando demasiado en serio. Ebrard y Sheffield, por ejemplo.

“¿Cómo te voy a pedir que me apoyes si no te digo quién soy?”, señaló el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en su visita a Salamanca. Al preguntarle si se considera la persona idónea para la candidatura a la presidencia, el canciller a manera de respuesta habló de su libro ‘El camino de México’, mismo que presentó en la edición 34 de la Feria Nacional de León (Fenal).

Ebrard no es el primer personaje de la vida pública que escribe un libro sobre su trayectoria, tampoco es el único que aprovecha la difusión de su obra para autopromoverse en momentos coyunturales.

 

 

El patrón morenista

¿Dé qué trata ‘El camino de México’?  “Lo hice humildemente para ponerme a disposición de las personas que quieren saber dónde nací, qué hice, de qué familia vengo, qué he hecho, qué aciertos, qué desaciertos. Todo lo que hemos vivido. Cómo conocí a Andrés (Manuel López Obrador)”. Explicó Ebrard.

Agregó que desde el sismo de 1985 se ha esforzado por “entender a mi país, saber qué hacer y conocer también con quién tengo que hablar y qué movilizar para que a nuestro país le vaya bien”. El libro suena a una extensa carta de presentación de un posible proyecto de gobierno.  

Su compañero de partido, y quien también suspira desde hace tiempo por llegar a la silla presidencial, Ricardo Sheffield, promociona desde 2022 su segundo libro, ‘La ruta de Hidalgo’.

El titular de la Procuraduría Federal del Consumidor eligió al Padre de la Patria, un personaje particularmente idealizado y responsable de la primera de las cuatro transformaciones en que se fundamenta el gobierno federal, para diseñar otro posible plan de gobierno.

Sheffield amenaza con escribir un libro más, el título tentativo: ‘Dos águilas’. Y así, usando a su favor símbolos que afiancen la identidad nacional, busca posicionarse como un conocedor de la historia y el destino de México. Porque recordemos que se tiene la idea de que identificar los errores del pasado sirve para evitarlos en el futuro.

Que los libros de Ebrard y Sheffield se conviertan en ‘best sellers’ es poco probable. Lo significativo es que siguen los pasos de López Obrador. El presidente tiene en su haber títulos como ‘La mafia nos robó la Presidencia’, o ‘2008, la salida: decadencia y renacimiento de México’.

Los libros son usados como garantía de que se posee el saber, la verdad, pero en la pluma de ciertos políticos, podrían ser peligrosos.

 

 

Esfuerzo innecesario

En un país donde la lectura no es frecuente, ¿de qué sirve a un político escribir un libro? ¿El reducido sector que lee es su ‘target’? Porque en las presentaciones de su obra hablan de llegar al pueblo, a las masas.

Son esos eventos la clave. Un ejemplo: en octubre de 2022, Ricardo Sheffield se paseó por Acámbaro donde grabó algunos videos. “¿No lo regaña el patrón porque anda en campaña acá en Guanajuato?”, le preguntó Onofre Lujano, reportero de Correo. La sonrisa con que Sheffield aceptó la entrevista se desvaneció al responder, “yo no ando en campaña, ando promoviendo mi libro. La educación es parte, igual que la literatura, de las actividades que todos los funcionarios no sólo podemos hacer libremente, sino debemos hacerlo”.

Estos acercamientos con posibles lectores son acercamientos con posibles votantes. Aumentar su exposición a toda costa beneficia a quienes anhelan ver su nombre en las boletas del 2024. Moverse en todos los ambientes posibles es sólo una de tantas estrategias. e

Lo ha demostrado Marcelo Ebrard, tan activo en TikTok. Sea en la escena intelectual o en terreno casi exclusivo de ‘la chaviza’, mientras más fortalezca su presencia, mejor.

De acuerdo con el poeta cubano José Martí, “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Hay quienes se lo están tomando demasiado en serio.

 

 

Conocimiento y poder

Políticos y libros no van de la mano. Todos recuerdan el resbalón de Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara del 2011. El entonces candidato a la presidencia fue cuestionado sobre los títulos que le cambiaron la vida.

‘La Biblia’ fue el primero que mencionó, “en una etapa fue importante, sobre todo en la adolescencia”. Fue honesto, no la leyó toda. Enseguida mencionó ‘La silla del águila’, pero atribuyó la autoría de la novela de Carlos Fuentes a Enrique Krauze. A partir de ese momento le ganó la risa nerviosa, se dijo fan de la obra de Jeffrey Archer y los asistentes tuvieron que ‘soplarle’ quién escribió ‘La inoportuna muerte del presidente’ (Acle Tomasini).

Tiempo después del incómodo episodio se lanzó la misma pregunta a su rival, Andrés Manuel López Obrador. “Ya te la quieren aplicar”, dijo alguien al fondo. El entonces representante de la alianza encabezada por el PRD no dudó en contestar: ‘El Quijote’ de Miguel de Cervantes, ‘Historia moderna de México’ de Daniel Cosío Villegas y ‘Pedro Páramo’ de Juan Rulfo.

En la exitosa serie de HBO, ‘Succession’ Logan Roy (Brian Cox), dueño de un imperio editorial, debe elegir entre sus herederos a su reemplazo. En una cena con dueños de una compañía que pretenden comprar, los Roy intentan parecer intelectuales para ganar puntos. El hijo menor, Roman (Kieran Culkin), llega al extremo de inventarse el título de una novela, hasta la trama. El conocimiento es poder, y en las altas esferas, no poseerlo es un pecado.

Pero debemos reconocer que ser un gran lector no garantiza ser un gran líder, ni siquiera una gran persona. Adolfo Hitler leía de forma voraz y también escribió ‘Mi lucha’, uno de los volúmenes más leídos en la historia.

Sin embargo, es necesario que las personas que ostenten altos mandos estén mejor preparadas que aquellos a quienes representan, sería no sólo lo ideal, sino lo más lógico.

LO SUPERFLUO: Los libros de Ebrard y Sheffield pasarán sin pena ni gloria, sólo alimentarán sus respectivos egos.

LO PROFUNDO: Los políticos siempre buscarán diversificar la forma en darse a conocer y disfrazar campañas. Esto es sólo el principio.