Ciudad de México, México.- José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y referente emblemático de la izquierda latinoamericana, falleció este martes a los 89 años de edad, confirmaron autoridades del país sudamericano.

Su muerte marca el cierre de una etapa histórica, no solo para Uruguay, sino para una generación de luchadores sociales que vieron en él un ejemplo de coherencia, sencillez y resistencia política.
La noticia fue dada a conocer por el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, quien expresó su pesar a través de un mensaje cargado de emoción:
“Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo.”
Un legado de humildad y compromiso
José Mujica fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, tras una larga trayectoria política marcada por su militancia en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, su paso por la cárcel como preso político durante la dictadura (1973-1985) y su posterior reinserción democrática como senador, ministro y jefe de Estado.

Conocido mundialmente por su estilo de vida austero —vivía en una modesta chacra, conducía un viejo Volkswagen escarabajo y donaba la mayor parte de su salario—, Mujica se convirtió en un símbolo de la política ética, cercana y honesta, en contraposición a los excesos del poder.
Durante su gobierno, promovió reformas progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, la regulación del aborto y la pionera legalización del cannabis con fines recreativos, convirtiendo a Uruguay en un referente internacional de vanguardia social.
Una voz crítica hasta el final
Aunque se retiró de la vida parlamentaria en 2020 debido a problemas de salud, Mujica nunca abandonó la escena pública.
Su voz seguía siendo escuchada con atención, especialmente por las nuevas generaciones de líderes sociales. Desde sus reflexiones sobre el consumismo y la desigualdad, hasta su llamado constante a la unidad de América Latina, “Pepe” dejó una marca indeleble en la conciencia política del continente.

En sus últimas apariciones públicas, Mujica habló abiertamente sobre la muerte, la vejez y el valor de vivir con sentido:
“No se puede vivir toda la vida peleando, hay que aprender a perdonar. Y hay que vivir con alegría, porque si no, no se justifica vivir.”
El fallecimiento de Mujica ha generado muestras de afecto y reconocimiento en toda la región. Líderes de distintos países y corrientes ideológicas han destacado su figura como un puente entre la utopía y la acción, entre la lucha y la reconciliación.
Uruguay prepara ya una despedida de Estado, mientras su pueblo —el mismo al que siempre llamó a pensar, resistir y amar— comienza a rendirle homenaje.