Guanajuato, Gto.- El Mineral del Monte de San Nicolás es un pequeño pueblo minero cuya historia se remonta al siglo XVII. Está escondido entre los cerros y cañadas de la Sierra de Santa Rosa de Lima, en Guanajuato capital, y es un sitio que casi nadie conoce.

 
 

Mineral del Monte de San Nicolás: El pueblo minero olvidado de Guanajuato

Ubicado a unos 6 kilómetros al norte de la cabecera municipal, este pintoresco poblado combina la belleza natural con una rica historia minera. Es un lugar ideal para realizar actividades de ecoturismo como ciclismo de montaña o senderismo. Además, conserva ruinas centenarias que transportan al visitante a las épocas de bonanza minera de siglos pasados.

Según el libro Pueblos Mineros de Guanajuato, el Monte de San Nicolás pudo haberse fundado en el siglo XVII. En otra obra, Herencia Minera de Guanajuato, se menciona que dos mujeres, Josefa de los Reyes e Inés Martín, heredaron una mina en esta zona. También se tiene registro de minas registradas a nombre de Diego Vargas y Francisco Mejía y Carvajal.

 
 

Para el siglo XVIII, cuando la minería en Guanajuato alcanzó su máximo esplendor, ya existían varias minas activas en el Monte de San Nicolás. Se tiene registro de al menos cuatro: Santa Úrsula, La Asunción, La Trinidad y La Cruz, todas con una alta productividad.

Sin embargo, las condiciones del terreno y del subsuelo dificultaban las labores mineras, lo que provocaba constantes interrupciones por derrumbes o inundaciones. Estas minas requerían fuertes inversiones para mantenerse operativas. Con el estallido de la Guerra de Independencia a principios del siglo XIX, muchas minas de Guanajuato detuvieron operaciones, y aunque algunas del Monte de San Nicolás continuaban funcionando a mediados de ese siglo, su producción había disminuido considerablemente.

 
 

Posteriormente, el fundo minero del Monte de San Nicolás pasó por distintas manos hasta que, en 1958, fue entregado a la Sección 154 del Sindicato Industrial de Trabajadores Minero Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana. El sindicato operó la mina hasta finales de los años 60, cuando fue finalmente abandonada.

Como dato curioso, se sabe que el 19 de marzo de 1948, un Viernes de Dolores, se celebró una misa a unos 300 metros de profundidad dentro de la mina. La ceremonia fue oficiada por tres sacerdotes, acompañados por una orquesta que interpretaba música sacra. Todo fue costeado por los mineros del pueblo. Imagínese la maravilla.

 
 

Estas y muchas otras historias forman parte del legado de este bello y poco conocido rincón de Guanajuato capital.