Ahora que, por primera vez en décadas, el PAN no tiene mayoría absoluta en el congreso local ¿qué argucias utilizará para seguir impidiendo la despenalización del aborto? Muy pronto algún desenlace habrá de las tres iniciativas en debate (de Morena, PVEM y Movimiento Ciudadano) sobre las que ya se han emitido opiniones de instituciones y colectivos en lo que corresponde a las comisiones de salud y educación.
Luego de estar aplazando que sesione la decisiva comisión de justicia, a decir de la bancada panista (que tiene ahí tres de cinco asientos) porque el Instituto de Investigaciones Legislativas requería concluir un estudio, la mesa de trabajo de dicha comisión con la sociedad civil está programada para el 9 de mayo. El que los representantes de la derecha hayan elegido para esa actividad el día anterior al festejo a las mamás, puede no ser casual, y por el contrario, presagiar que no modificarán su medieval postura de negar a las mujeres de Guanajuato el derecho a decidir libremente sobre su cuerpo.

(En todos los rumbos de la entidad, mujeres acuden a vías informales, a veces clandestinas, para la interrupción del embarazo, exponiéndose a riesgos de salud y también a que las lastime y revictimice el engranaje institucional. Estos relatos están basados en hechos reales, solo se han modificado nombres, así como algunas circunstancias de tiempo y lugar)
En una ciudad situada en las inmediaciones de la Sierra Gorda, Diana decidió hacerse una prueba de embarazo, era joven y soltera, pero mantenía una relación de noviazgo. Luego de aplicársela confirmó su presentimiento: resultó positiva. La ansiedad y la angustia la llevaron a buscar en internet algún medicamento para interrumpirlo. Lo consiguió en una farmacia.
Su mamá, aunque de mediana edad, tenía los prejuicios de una familia católica conservadora, prefirió no avisarle por temor a ser juzgada, aunque para sentirse acompañada ingirió las pastillas cuando ella estaba en casa; sólo que horas después, al expulsar un producto de varias semanas se reconoció asustada, en realidad carecía de la información completa, llamó a su madre, quien de inmediato pidió auxilio.
En minutos llegó una ambulancia. Los paramédicos, probablemente sin capacitación para esos casos, sacaron de la taza del baño lo que expulsó y lo trasladaron, junto con Diana, a un hospital público. Prejuzgando que fue inducido, la trabajadora social dio aviso al Ministerio Público, lo que dio pie al comienzo de una investigación por el delito de aborto.
Días después de esos sucesos, timbró con insistencia el celular de una abogada con notable experiencia en la defensa de mujeres a las que se pretende criminalizar por decidir sobre su cuerpo. Al otro lado de la línea se oyó la voz de quien dijo ser familiar de Diana, estaba muy angustiada, temía metieran a su hermana a la cárcel, encarecidamente le solicitaba acompañamiento legal, aunque necesitaba saber el monto de sus honorarios, porque ya un abogado, fuera por abusar o porque ignoraba el manejo de ese tipo de casos, les pidió decenas de miles de pesos solo para revisar la carpeta sin garantizar que no iría a prisión. Lo único que tenia de valor era una motocicleta, estaba dispuesta a venderla para conseguir el dinero o dársela a cambio de sus servicios. La abogada la tranquilizó, los gastos no llegarían al costo de ese vehículo, también le anticipó que, aunque el aborto siendo un derecho humano aún es considerado delito en Guanajuato, apenas meses atrás la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) había decretado inconstitucional criminalizar a las mujeres por decidir sobre su cuerpo.
La litigante llevaba casos de mujeres víctimas de violencia familiar, abuso sexual, violación a su intimidad, por lo que conocía la carga de trabajo, la lentitud en las investigaciones, eso le hacía pensar que la carpeta contra Diana estaría vacía. Para su sorpresa no fue así, en una región donde los cientos de delitos que cotidianamente se cometen en su mayoría quedan impunes y los expedientes incompletos se acumulan en las oficinas, el MP no escatimó recursos públicos (técnicos, materiales, financieros) para elaborar una carpeta exhaustiva, incluso contenía una necropsia del producto, así como fotografías del ticket de las pastillas y del empaque vacío, evidencias que obtuvo la policía ministerial luego de ingresar al domicilio de la familia sin orden judicial, aprovechando el desconocimiento de la mamá respecto a los protocolos legales, y su vulnerabilidad al debatirse entre el amor por su hija y los sentimientos de culpa.
Ya en diálogo con la agente del Ministerio Público, la abogada le expresó su desconcierto ante tantos recursos destinados para integrar una carpeta que de antemano ellos deberían saber no sería judicializada, y que solo generó angustia en una familia humilde. Luego que solicitó fuera archivada, con descaro le preguntaron si sus representados querían se les devolviera “el producto”.
Por esos días, la mamá de Diana lloraba inconsolable, culpándose de ser una “mala madre” al no evitar que su hija se embarazara o abortara. Poco después se sabría que comenzó el proceso para divorciarse, era evidente que en ese hogar además había un padre ausente.
La libertad viaja en una bolsa de regalo…
En una localidad situada en lo más recóndito de la serranía, Margarita consiguió contactarse por Facebook con una red de mujeres altamente capacitadas como acompañantes de abortos seguros en casa, quienes le brindaron amplia información.
El acceso, aunque precario, al internet le ayudaría a consumar, con acompañamiento en tiempo real, la difícil decisión que tomó, lo difícil seria obtener el medicamento, a su lugar de residencia sino llega la justicia menos alguna empresa de paquetería. Solo un viejo camión transitaba esas brechas polvorientas una vez por semana. Se requerían muchas horas y tiempo para llegar al poblado más cercano.
La activista que le ofreció su apoyo, solidaria se ofreció acercarse a una de las paradas principales de aquel autobús. Ahí concertó con el chofer pagar el costo de un asiento, para que trasportara una bolsa de regalo a un punto de su recorrido donde alguien estaría esperando.
El camión se adentró sierra adentro. En unas horas llegaría a las manos de Margarita aquella bolsa, adornada con un moño, que contenía algo más que un medicamento: en el interior viajaba su esperanza de que, a sus veinte años, aquel embarazo no deseado la encadenara por siempre a ese rincón montañoso, sujeta al patriarcado y a moldes tradicionales que le impedirían conocer y experimentar otros caminos posibles en la vida.
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