Dicen que los mexicanos somos expertos en ser felices. El nuevo Reporte Mundial de Felicidad 2025 nos da la razón: México entra al selecto grupo de los 10 países más felices del planeta. Sí, leyó usted bien.

Pero, ¿cómo ser tan felices cuando nos enfrentamos diariamente a un montón de problemas sociales y económicos, que incluyen, entre otros, una creciente percepción de la inseguridad y “mandados” cada vez más caros? Quizás la felicidad mexicana es, más bien, un acto de rebeldía económica: si ya no podemos comprar una casa, al menos nos alcanza para las chelas; si el tráfico es insoportable, hacemos terapia grupal con memes; y si la política está para llorar, mejor reímos o la ignoramos.

Pero detrás del humor, ser felices tiene implicaciones económicas importantes. Diversos estudios han demostrado que los trabajadores felices no solo sonríen más, sino que también son hasta un 13% más productivos y más creativos, además de que se ausentan menos del trabajo, toman mejores decisiones y muestran mayor capacidad de adaptación ante las crisis. Países con índices altos de felicidad tienden a tener economías más resilientes, mayor innovación y un mejor clima para los negocios. De hecho, invertir en felicidad podría ser tan relevante como invertir en infraestructura o tecnología, ya que los retornos en productividad y crecimiento son considerables.

Sin embargo, existe una curiosa paradoja: cuanto más obsesivamente perseguimos la felicidad, menos probable es alcanzarla. A esto, los expertos en psicología positiva lo llaman la “paradoja de la felicidad”. La clave está en dejar de perseguir la felicidad directamente y enfocarnos en cosas que nos aporten significado y propósito: amistades sinceras, actividades gratificantes y metas valiosas. Quizás los mexicanos dominamos esta paradoja desde hace tiempo, disfrutando de lo simple, lo cotidiano y lo espontáneo.

Pero, así como entre países, la felicidad seguramente también varía entre los estados de México. Guanajuato, por ejemplo, es un estado dinámico, líder en exportaciones e industria automotriz, pero que también enfrenta desafíos sociales importantes. ¿Seremos los guanajuatenses igual de felices que el promedio nacional, o acaso nuestra felicidad está marcada por nuestro contexto único, entre callejoneadas, festivales culturales y la mezcla constante entre tradición y modernidad?

Sí, México es contradictorio, complejo y a veces caótico. Pero entre tacos, música y amistades, encontramos una forma rentable de sonreírle a la vida.

Y usted, ¿qué tan feliz es?