La ciudadanía ha encontrado en las marchas la única alternativa para ejercer presión y alzar la voz por aquellos que no la tienen. Pero parece que esa voz tampoco se escucha.
La normalización del maltrato animal se extiende a muy distintos escenarios. El dolor de seres inocentes como mero divertimento también es un reflejo de la descomposición social.
En el transcurso de la semana se difundió en redes sociales un video de la fiesta patronal en la comunidad de Huamúchil, en Xichú.
Como parte de la ‘celebración’, un grupo de personas ató artefactos pirotécnicos al cuerpo de varios gatos. La desesperada reacción de los animales fue presenciada por un numeroso grupo de personas reunidas en lo que parece un rodeo.
Las imágenes indignaron a la ciudadanía que alzó la voz hasta lograr la intervención de la Fiscalía General del Estado. Dos de los gatos fueron salvados por rescatistas, mientras que un tercero murió debido a sus heridas.
No queda claro si esta aberrante práctica es habitual en las costumbres religiosas de Huamúchil, o se trata sólo de un acto de crueldad aislado.
No, ‘aislado’ no es la palabra correcta, por desgracia. En recientes días, denuncias por maltrato invaden las plataformas digitales y han llegado a los titulares de todo el estado.
La voz
Tres estudiantes de la Universidad de Guanajuato adoptaron a Bride a principios de año. La perrita raza husky fue abandonada en el balcón de una casa en el callejón El Nogal, en pleno centro de la capital. Bride murió al parecer debido a un golpe de calor.
Vecinos afirman que ya otros animales de compañía habían fallecido bajo la tutela de las mismas personas.
Las imágenes de los responsables circularon en redes, sin embargo, dejaron de compartirse cuando las autoridades advirtieron que su difusión entorpecía el proceso legal en su contra.
También las fotografías de los sujetos que llevaron a los tres gatos de Xichú rumbo a la tortura fueron compartidas por la ciudadanía. Atados con arneses, los hombres tiran de los felinos. Sonríen a la cámara.
La necesidad de encontrar y castigar a los culpables surge de la genuina indignación de la ciudadanía. Las carpetas de investigación abiertas no son una garantía de que se hará justicia. Urgen sanciones ejemplares, porque al parecer es la única manera de frenar que la crueldad hacia los animales continúe.
El Código Penal del estado de Guanajuato establece hasta dos años de prisión y cuantiosas multas a quienes maten o lastimen a un animal. Las penalidades aumentan si el sufrimiento causado es extremo.
Paulina Abascal, activista a cargo del santuario Corazón Animal en la ciudad de Guanajuato, refiere que es inútil que los casos de maltrato se vuelvan virales. Aunque reconoce avances en la legislación a nivel estatal, destaca que los reglamentos municipales son inadecuados, deficientes (y en ocasiones inexistentes), y los ministerios públicos carecen de capacitación para abordar debidamente estos delitos.
Xichú, donde los gatos fueron sometidos a semejante barbarie, ni siquiera cuenta con alguna instancia o grupo que proteja a los animales.
En las calles se defiende a los indefensos. La ciudadanía ha encontrado en las marchas la única alternativa para ejercer presión y alzar la voz por aquellos que no la tienen. Pero parece que esa voz tampoco se escucha.
Reflejo de algo peor
El espectro de las violencias que se ejercen sobre los animales es amplio. Desde perros abandonados en azoteas hasta asesinatos y tormentos atroces.
¿Hay señales de cambio? Sí. En los últimos años los servicios veterinarios han aumentado, hay más organizaciones no gubernamentales que rescatan y emprenden campañas de adopción y esterilización, hay indicios de que la sociedad ha desarrollado cada vez mayor consciencia en torno al tema.
Sin embargo, de forma aterradora, a la par nos topamos con noticias espeluznantes, que parecen escalar en crueldad.
En la colonia Efrén Capiz de Salamanca, y en la colonia El Progreso de Silao, se han reportado envenenamientos de canes y gatos. En Celaya, una perrita que resguardaba a sus cachorros recién nacidos, en la colonia Luis Donaldo Colosio, fue agredida con un machete en cabeza, cuello y patas.
En San Felipe, activistas exigen se aplique el Reglamento de Protección Animal ante el aumento de situaciones de maltrato. El Centro de Control y Bienestar Animal de León recibe cerca de 300 reporte al mes.
Estas son sólo algunas de las denuncias que han consignado medios de comunicación en las últimas semanas de mayo.
La relación entre el daño que se infiere a seres considerados inferiores está relacionada a personalidades con tendencias criminales. En 2019 ‘No te metas con los gatos’ conmocionó a los usuarios de Netflix. El documental sigue la historia de Luka Magnotta, quien comenzó lastimando gatos (subía a Internet los videos), hasta que tuvo acceso a una víctima humana, un estudiante llamado Jun Lin, a quien desmembró. Magnotta cayó gracias a un grupo de ‘cat lovers’ que le siguieron la pista hasta las últimas consecuencias.
En lo local, vemos alarmados cómo la violencia es un monstruo que se apodera de nuestro estado. Y vemos cómo la ciudadanía lucha en busca de justicia y de crear conciencia.
LO SUPERFLUO: Los casos de maltrato animal se viralizan y vemos un despertar de la colectividad para intentar frenarlos.
LO PROFUNDO: Las leyes continúan siendo insuficientes, la defensa de los seres sintientes queda en manos de organizaciones no gubernamentales.