El debate debemos entenderlo como instrumento del pensamiento para encontrar la verdad, a través del diálogo, que comparten personas enteradas sobre la materia. Es conveniente que la sociedad tenga oportunidad de presenciar debates para que descubra o fortalezca los juicios que tiene sobre algún tema. La intención toral, es llegar a definir, esto es, saber lo que una cosa es. Superar el llamado conocimiento vulgar para ascender al pensamiento lógico que se apega a la realidad, con la pretensión de conceptualizarla.

En esas condiciones, la actividad dialógica, tiene como resultado, utilizar la capacidad racional y con ella, ejercer la libertad de pensamiento para expresarlo con la pretensión de encontrar la verdad en comunión.

En estos momentos el país se encuentra inquieto por conocer la verdad que debe comenzar por el análisis histórico de los temas que se traten. La violencia, la salud, la economía, la justica y por ende la verdad.

El debate no debe conducir a la riña, sino a la confrontación de ideas para que, mediante el método científico podamos llegar a conclusiones validas. La educación formal y la cultura social deben orientarse a eliminar los obstáculos que las servidumbres, los fanatismos y lo prejuicios representan para acceder al pensamiento lógico.

La educación debe ser reorientada para salvar los obstáculos que representan las secuelas que han dejado la pandemia y los conflictos que genera la desigualdad en todas sus manifestaciones sociales. Entender las causas de los problemas que se enfrentan, sin prejuicios y con apego al pensamiento lógico, a través de un debate permanente en todos los ámbitos de la sociedad, es una prioridad.

Es ser humano tiene derecho a conocer la verdad, para reencausar las conductas que le han llevado al conflicto. Pero esa verdad no debe ser impuesta ni inducida, sino conformidad entre el pensamiento y la naturaleza del fenómeno que a la persona le afecta.

El ser humano tiene razón y emoción que deben entenderse como integrantes de su realidad. Es frecuente que ignoremos las motivaciones de la conducta y  exijamos que la sociedad entienda a través de prejuicios fanatismos y servidumbres las condiciones materiales en que se encuentra, buscando su conformidad, aduciendo que su precaria condición obedece a decisiones de su propia voluntad.

Educadores y legisladores, debe ocuparse del aspecto volitivo de la persona humana, para que los educandos entiendan realidades tan evidentes como la diversidad, en todas las manifestaciones de la naturaleza humana.

 Las cúpulas que influyen en la forma de pensar de las masas, tienen la obligación moral de cultivar su pensamiento para que tengan conciencia de los perjuicios que pueden causar sus acciones y omisiones. El pensamiento mágico, que con eficiencia inculcan en la población y contribuye a la pérdida de la cordura social, dificulta la sana convivencia. Y acentúa el conflicto

Las familias y los centros educativos en donde se atiende a las cúpulas económicas políticas y sociales, deben poner énfasis en el debate, como instrumento de su preparación, para evitar que ellos mismos, por su comportamiento, sufran las consecuencias indeseables que aquejan al grupo social.

El debate debe fomentarse en la familia, la escuela, el gobierno, los partidos políticos, los sindicatos y, en todos los ámbitos de la vida social de manera permanente. Impulsar la idea de la educación dialógica de Paulo Freyre, podría ser un buen reinicio.