Celaya, Guanajuato.- Su sabor a piloncillo con un ligero toque de anís, el cual se queda impregnado en el paladar durante varios minutos, es la característica principal de las tradicionales charamuscas de Rincón de Tamayo. La consistencia de este dulce artesanal es dura, al morderlo es crujiente, sin embargo el sabor no atosiga y por el contrario invita a seguir probándolo.
Así son las tradicionales y deliciosas charamuscas que se hacen en la comunidad de Rincón de Tamayo, que únicamente se elaboran en esta Semana Santa y que se han hecho famosas por su tradicional sabor y manera de elaborarlas.
Este Viernes Santo, como parte de la romería que se hizo en Rincón de Tamayo por la escenificación de “Las Tres Caídas”, hubo un lugar especial en donde unas 15 familias productoras de este dulce de piloncillo, no sólo vendieron las tradicionales charamuscas, sino que además las elaboraron frente a los asistentes. Animosos y disfrutando desde la cocción y cada paso de la receta heredada por sus padres y abuelos, los cocineros platicaban cómo se hace este caramelo que han ofrecido a los visitantes desde hace varias décadas.
En medio de la romería y entre todos los puestos de charamuscas es difícil elegir cuál es la ideal y la más sabrosa, ya que en todos están realizando al momento el dulce e incluso la hacen al gusto del cliente.
No hay una manera de decir “ésta charamusca es la buena”, “¡Todas son buenas si se realizan con la receta original!, si le saben dar su punto y si la hacen con amor”, dijo Don Ángel Serrano Arreguín, de 74 años, y quien tiene elaborando charamuscas desde hace 40 años.
“Para mí no hay diferencia, todas son igual, la clave está en que la persona sepa trabajarla esa es la clave, porque cuando sale muy tierna es que aún no está en su punto y cuando está en su mero punto sale cafecita como ésta. El relleno es la única diferencia, puede llevar coco, nuez, cacahuate, arándanos, esa es la diferencia”, dijo Don Ángel mientras golpeaba la masa contra un palo de madera.
Juan Serrano Montoya de 62 años de edad tiene 32 años elaborando charamuscas, y platicó que él aprendió la receta de su papá, pues veía como realizaba el dulce, se fijaba en cada ingrediente y movimiento y al tiempo él también puso su propio puesto durante las festividades de Semana Santa.
Don Juan platicó que primero se ponen a cocer en el fuego los pilones de piloncillo con un poco de agua hasta que se derriten y se forma una especie de caramelo, pero es clave que se mueva con una cuchara o pala de madera –incluso los mismos productores elaboran esta pieza para que les quede a su gusto-; luego la mezcla se pone en una piedra en donde la extienden y van moldeando mientras que se enfría un poco y la pasta pasa de un color café oscuro a uno claro; y posteriormente la colocan en una alcayata que está incrustada en un palo de madera y ahí la comienzan a golpear. Al enfriarse un poco, colocan la masa en una mesa en donde la extienden y ponen el relleno que puede ser coco, cacahuate, pasas, arándanos o nuez, o bien puede ser el dulce solo.
“Las charamuscas son dulces que se fabrican a base de puro piloncillo, no debe llevar otra cosa, sólo piloncillo. Nosotros le ponemos anís, pero poquito y en su punto, se debe saber bien cuánto ponerle porque si no, no le gusta al cliente”, platicó Don Juan Serrano.
Catalina Núñez Aguacaliente, también es originaria de Rincón de Tamayo y tiene realizando charamuscas desde los 12 años. Desde hace 65 años aprendió de sus padres a realizar este tradicional dulce y la receta se la enseñó a sus hijas y yernos.
“Vengan a Tamayo, aquí les preparamos las charamuscas como nos las pidan, el relleno como ellos nos lo pidan. Acuérdense debe ser de puro piloncillo, aquí es la mera charamusca, la tradicional”, expresó.
Las charamuscas sólo se venden en Tamayo durante la Semana Santa, incluso centenas de personas acuden este Viernes Santo a apreciar el Viacrucis que se realiza en el atrio del pueblo ya provechan para traerse este dulce que es muy conocido por realizarse en el pueblo.
“Nosotros sólo hacemos charamuscas originales, no hacemos de sabores, ni de colores, ni de otras cosas, aquí es puro, puro dulce de piloncillo, sí le ponemos anís para que le de sabor, pero son las meras, meras originales. ¡Véngase a Tamayo a probarlas!”, dijo Doña Catalina.
Las charamuscas solo se venden en Semana Santa. Foto: Martín Rodríguez
Los productores de este dulce artesanal contaron que en el 2020 y 2021 no realizaron charamuscas, ya que por la pandemia se cancelaron las festividades de Semana Santa y no se les permitió vender. Finalmente el año pasado sí se les permitió vender, pero sólo vendieron poquitas.
Y ya en este 2023 se colocaron en una de las calles principales de la comunidad, en donde estuvieron ofreciendo el producto toda la semana y se quitan el próximo domingo.
Todos los artesanos de este dulce tradicional,se mostraron animosos, contentos, sonrientes y muy positivos e inspirados platicaban el proceso que realizan para que quede el dulce en su “mero punto” y sigan siendo las favoritas de los visitantes. Y aunque sólo las realizan y venden en Semana Santa, platicaron que si se las mandan hacer por pedido, las elaboran.
Las charamuscas son toda una tradición en Rincón de Tamayo. Foto: Martín Rodríguez
Las bolsitas de charamuscas cuestan 15 pesos, ya sean de sabor natural o rellenas de los ingredientes mencionados, sin embargo el precio puede variar depende si son de un tamaño más grande o con algún otro ingrediente especial.
JRP