Acámbaro, Guanajuato.– José Guadalupe Martínez, guardabosques voluntario de la Sierra de los Agustinos en Acámbaro, indicó que existen muy pocas áreas naturales protegidas en el estado, siendo una de ellas dicha sierra. Con la intención de protegerla, se unió como guardabosques voluntario y guía en el área correspondiente a Acámbaro desde hace algunos años.

En Acámbaro hay cuatro guardabosques oficiales que reciben un salario del municipio y del estado, y cerca de veinte voluntarios, algunos de ellos ejidatarios. El programa de guardabosques es relativamente nuevo, con alrededor de seis años de existencia.

La Sierra de los Agustinos conserva el agua y necesita más apoyo oficial. Foto: Especial

Algunos reciben capacitación y un salario, “que no es muy alto, es el mínimo. Se debería pagar más, de manera proporcional a la labor que realizan y al riesgo al que se enfrentan. Solo se les proporciona equipo y capacitación, pero no es suficiente”. Los guardabosques están muy descuidados. “Algunas administraciones estatales y municipales ponen atención en esa área; otras, todo lo contrario, los dejan en el olvido”, agregó.

Según José Guadalupe, conservar la Sierra es fundamental, ya que ofrece muchos servicios ambientales, siendo el más importante el agua. La lluvia que se concentra en los bosques se filtra en la tierra volcánica y abastece los mantos acuíferos.

“Toda el agua que se utiliza para riego agrícola o consumo y que llega a los pozos proviene de la condensación en las sierras de Agustinos, Tocuaro y Puruagua. Otro beneficio es la vegetación, que ayuda a controlar la temperatura y a generar oxígeno, además de ser una zona de esparcimiento y descanso”.

A la Sierra han acudido diversos grupos a realizar investigaciones científicas, como el Laboratorio de Vida Silvestre de la Universidad Michoacana y el Departamento de Flora y Fauna de la UNAM. La última investigación, realizada en agosto de 2024, consistió en la actualización del registro de especies de flora y fauna de Guanajuato y Querétaro. Gracias a ese proyecto se documentaron varias especies nuevas, incluida la presencia del puma en la Sierra de los Agustinos.

El tema de la cacería ha sido vigilado cuidadosamente por los guardabosques. “Los ejidatarios han aprendido a no cazar ni vender la víbora de cascabel, ya que es una especie que controla plagas que afectan la producción agrícola. Antes, los cazadores contrataban a los ejidatarios para cazar coyotes, gatos monteses y aves, pero esa práctica ahora está regulada”.

Uno de los aspectos que se descuidó a inicios del año fue el de las brigadas de manejo del fuego. Estas solían estar integradas por diez personas por municipio, dedicadas a abrir brechas cortafuego y a vigilar durante la temporada de incendios. Sin embargo, por falta de recursos, estas brigadas fueron recortadas, lo que impidió atender el incendio que afectó la Sierra de los Agustinos en la zona de Jerécuaro y Tarimoro.

El incendio evitado en Acámbaro revela fallas en el manejo del fuego. Foto: Lourdes Juárez

Del lado de Acámbaro, el fuego no llegó gracias a la coordinación y experiencia de los guardabosques y del personal de las corporaciones de emergencia, quienes abrieron brechas cortafuego. Se quemaron 720 hectáreas en la parte de la sierra que corresponde a Tarimoro y Jerécuaro. El incendio se limitó al encinar y no alcanzó el pinar; sin embargo, se quemó gran parte del subsuelo, el cual tardará hasta 50 años en regenerarse debido al daño a los microorganismos.

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