Guanajuato, Gto.- José Luis Aguirre Juárez es operador, maquinista, bombero estructural y bombero forestal en el Heroico Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Guanajuato Capital, mejor conocidos como Los Bomberos de Pozuelos. Es uno de tantos héroes anónimos que arriesgan su vida para salvar a los demás, un ejemplo de amor y vocación digno de reconocimiento.
La labor de un bombero va mucho más allá de apagar incendios. Bomberos Pozuelos cuenta con equipos especializados para cada tipo de emergencia: división acuática, rescate en espacios confinados, paramédicos, bomberos estructurales, bomberos forestales y técnicos en extracción vehicular. Gracias a esta preparación, están presentes en todo tipo de siniestros y eventos catastróficos en la ciudad.
Ser bombero es una de las profesiones más peligrosas, pues, contrario a lo que dicta la intuición, en lugar de huir del peligro, ellos corren hacia él. Solo algo tan poderoso como el amor puede motivar tal valentía.

“Aquí tienes que tener disposición y amor por la vida, no solo por la tuya, sino por la de cualquier ser humano o ser vivo. Dejas mucho por nada, sacrificas a tu familia, sacrificas todo por estar aquí“, comenta José Luis.
Para José Luis Aguirre ser bombero requiere multiples cualidades
Para él, ser bombero requiere nervios de acero, cabeza fría y un estómago fuerte para enfrentar cualquier situación, pero también un gran corazón para sentir el dolor y el sufrimiento ajeno.
“Nunca imaginé en mi vida ser bombero, pero con el tiempo me di cuenta de las necesidades de las personas y su desesperación. He atendido accidentes, rescates… Cuando ocurrió el huracán en Acapulco, llevamos víveres y vimos un desastre indescriptible. Fue algo muy fuerte. Tienes que mantener un corazón duro y, al mismo tiempo, uno blando, porque debes amar la vida”, relata.

Sin embargo, todo el esfuerzo, el peligro, el sudor y el sacrificio tienen una gran recompensa: el agradecimiento de quienes han sido ayudados.
“Lo más bonito que me ha pasado es la satisfacción de que las personas te den las gracias. Hemos ido a incendios donde la gente sale y te lo agradece de corazón, y eso lo paga todo. Lo mejor es cuando das todo por nada, y la gente te da la mano, te abraza y te dice: ‘gracias‘”, expresa con una sonrisa, mientras luce con orgullo su casaca de bombero forestal.