Celaya, Gto.– Ante el fallecimiento del Papa Francisco, aún está por verse si logrará despertar el mismo nivel de afecto entre la sociedad celayense que el que generó su antecesor, Juan Pablo II, cuya figura permanece viva en la memoria colectiva de la ciudad.
En Celaya, la huella del papa polaco es visible en múltiples espacios públicos. En la colonia Valle de los Naranjos se encuentra un templo dedicado a San Juan Pablo II; una unidad deportiva en la Primera Fracción de Crespo lleva su nombre, al igual que una de las avenidas más transitadas de la ciudad. Además, algunos negocios han adoptado su nombre como homenaje.

Uno de los símbolos más representativos es la estatua de bronce ubicada sobre la Calzada Independencia, a unos pasos de la Catedral y del templo del Carmen. La escultura, colocada poco después de su muerte en 2005, muestra a Juan Pablo II en actitud de saludo, mirando hacia el corazón religioso del centro histórico.
La figura ha trascendido como punto de encuentro y devoción. Personas de todas las edades acuden para orar, dejar flores o encender veladoras. Algunos fieles tocan su zapato, la estola o la mano derecha en busca de milagros, convencidos de la cercanía espiritual con el santo pontífice.
Aunque Francisco marcó una época distinta para la Iglesia católica, el grado de veneración que pueda alcanzar en Celaya —y en otras regiones— dependerá en parte de si también es canonizado. Por ahora, el recuerdo de Juan Pablo II sigue siendo el referente papal más fuerte en esta ciudad guanajuatense.
Últimas columnas hoy
Fidesseg: Disputa interminable, diálogo de Sordos
Secretario de San Felipe, a golpes en el Festival del Mezcal