Apaseo el Grande, Gto. – De origen divino, aunque nadie sabe con certeza cómo llegó hasta Apaseo el Grande, la imagen del Señor de las Tres Caídas es un Cristo milagroso al cual se le atribuyen numerosos hechos extraordinarios.
El Señor de las Tres Caídas es conocido en Apaseo el Grande y en toda la región por los milagros que realiza en áreas como la salud, los asuntos económicos, legales y laborales, así como por ayudar a los ciudadanos a resolver diversos problemas de su vida.
La imagen solo sale tres veces al año: el 1 de enero, de miércoles a viernes durante la Semana Santa y el tercer domingo de julio. El resto del año permanece en su nicho dentro de la parroquia.
La historia de esta imagen no está completamente clara, ya que existen varias versiones. Una de ellas relata que hace más de 300 años, unos arrieros olvidaron la figura dentro de una caja en un mesón. Nadie la reclamaba, por lo que decidieron abrirla y al ver que se trataba de una imagen, la entregaron. Otra versión señala que la imagen ya existía desde la construcción del templo, pero estaba deteriorada. Un sacerdote ordenó restaurarla, y un hombre, de manera voluntaria, se ofreció para hacerlo. Pasó tres días encerrado en una habitación, pidiendo que no lo molestaran y recibiendo agua y alimentos por un hueco en la puerta. Al abrir la habitación al tercer día, el hombre había desaparecido, pero la imagen estaba restaurada.
Cada año, durante la Semana Santa, se renuevan las prendas del Señor de las Tres Caídas. La ropa que se le retira se corta en pequeños pedazos y se reparte entre los fieles, quienes le atribuyen poderes divinos.
Un testimonio sorprendente es el de la familia Parra Galván, compuesta por la señora Natalia, su esposo Germán y su hija Carolina, quien nació con una enfermedad cardíaca llamada tetralogía de Fallot. Según la señora Natalia, al principio no notaron los síntomas, pero a medida que su hija creció, comenzaron a observar problemas como resfriados que no se curaban, labios y uñas morados, dificultad para respirar y fatiga. Finalmente, los médicos diagnosticaron la enfermedad y recomendaron una cirugía a corazón abierto.
La operación era compleja, pues debían detener el corazón por varias horas mientras una máquina lo suplía con oxígeno. El padre de Carolina comentó que nunca les dieron esperanzas, y los médicos les dijeron que su hija podría quedar en estado vegetativo o incluso morir.
Fue entre 2021 y 2022 cuando la señora Natalia acudió al Señor de las Tres Caídas, pidiendo por la salud de su hija. Durante la pandemia, enfrentaron varios problemas, como la cancelación de citas médicas, la pérdida de empleo de Germán y la falta de seguro social. Además, la señora Natalia pasó por una cirugía y no pudo asistir al recorrido del viacrucis en Semana Santa.
Pocos días antes de la cirugía de Carolina en León, la señora Natalia pidió a un sacerdote que le permitieran tocar al menos un pedazo del manto del Señor de las Tres Caídas. Por circunstancias del destino, ese día se le permitió hacerlo. Al contar su experiencia, la señora Natalia relató que al tocar las manos del Señor, sintió que la abrazaba y la consolaba, y en ese momento le pidió fuerzas para cuidar de su hija, pues sentía que no las tenía.
La cirugía de Carolina duró varias horas, pero no hubo complicaciones. Los médicos se sorprendieron cuando, al intentar manipular el corazón para que comenzara a latir, este lo hizo por sí solo. Ahora, Carolina está por cumplir 10 años y no ha tenido consecuencias de la operación, llevando una vida normal.
Además, Germán Parra compartió una experiencia personal ocurrida años antes. Como paramédico, no creía mucho en el poder de la imagen, pero su esposa le regaló una estampita del Señor de las Tres Caídas, que guardó en su bolsa. Un día, mientras atendía a un migrante que había caído del tren, decidió regalarle la estampita. Para su sorpresa, días después la misma estampita apareció entre su ropa, justo antes de echarla a la lavadora.
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