El Plan México es una ambiciosa estrategia de desarrollo económico, social e industrial que plantea dieciocho líneas de acción prioritarias para el periodo 2025-2030. Principalmente, el plan se enfoca en crecimiento económico interno, autosuficiencia estratégica, justicia social y fortalecimiento del empleo. Es decir, se enfoca en México o al menos esa es la intención.

Es la forma en la que la presidenta está respondiendo a los embates que nos llegan desde la Casa Blanca. En vez de contestar con tarifas retaliatorias, prefiere centrarse en el fortalecimiento de nuestro país. De esta manera, se busca no estar con el Jesús en la boca y caminar a un enviogoramiento de nuestro país. Como todo en esta vida, el objetivo es bueno pero lo importante es entender cuáles serán las estrategias y qué cuestionamietos hay en el camino. De otra forma, todo quedará como el sabio dicho popular que nos advierte que: “el prometer no empobrece, es cumplir lo que aniquila”. Básicamente,  para que el planteamiento funcione, hay que ser congruentes.

No hay que estar descubriendo el hilo negro, si queremos que la economía mexicana gane fuerza, se necesita que haya fuentes de empleo que propicien el crecimiento y variables económicas bajo control. En marzo de 2025 se registraron más de veintidós millones de empleos de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social. Es la cifra más alta para ese mes en la historia. Otra buena noticia son Reservas internacionales: se alcanzó un récord de $240,000 millones de dólares en el Banco de México. Podemos ver que la inflación controlada: 3.67% en la primera quincena de marzo 2025. El reto es que aunque hay empleo, no se especifica la calidad de estos trabajos ni su estabilidad. Esto puede ser una narrativa de cantidad sin evaluar calidad, puede ser que se echen las campanas al vuelo cuando la base es endeble y arenosa.

Se busca propiciar autonomía alimentaria incrementado la producción de frijol, arroz, maíz y leche impulsando el comercio justo. Se mira al sector agropecuario que ha estado tan abandonado. También se pretende darle fuerza al sector energético con un aumento de la producción de gasolina, gas natural y electricidad. Se proyecta que en 2030 la CFE tenga una capacidad de generación de 22,674 MW. En cuanto al sector farmaceutico,  hay un plan muy cuestionado de compra pública condicionada a producción nacional, simplificación de trámites en COFEPRIS. Sí, pero ¿podrá lograrse soberanía sin caer en proteccionismo? ¿Cómo se asegura que esto no se traduzca en productos más caros o menos competitivos?

Por otro lado, se pretende ir por obra pública acelaerada: en infraestructura se quiere ampliación de carreteras, trenes, puertos y aeropuertos; obras sociales (hospitales y escuelas); proyectos de agua. Busca construir  un millón de nuevas viviendas y 577 mil nuevos créditos. Se ve muy bien, pero el calendario y la capacidad de ejecución serán claves. Hay riesgos de sobrecostos o retrasos como en el Tren Maya o Dos Bocas. Insisto, en el papel todo se ve muy bien y luego la realidad nos puede pasar como una barredora furiosa.

El Plan México prevee reactivar industrias locales como textil, calzado, muebles, farmacéutica, automotriz. Autosuficiencia tecnológica: dar incentivos para baterías, paneles solares, semiconductores, vehículos eléctricos. Cláusulas de contenido nacional: desde 10% en tiendas hasta 65% en compras públicas.¿Podrá México competir globalmente con estas reglas o se encarece la cadena de suministro local?

Y, tal como lo ha hecho la 4T desde sus inicios, confían mucho en los programas sociales. : Inversión de más de 835 mil millones de pesos en Programas de Bienestar. 89% de los hogares reciben apoyo. Empleo joven: 450 mil jóvenes en “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Se estrena la nueva beca “Rita Cetina”: Universal para educación básica. Pero, ¿es sostenible una cobertura tan amplia sin afectar las finanzas públicas en el largo plazo?

Dicen que quieren incentivar la inversión privada, que quieren simplificar el trámite para las empresas y ojalá que estas medidas mejoraen la atracción de capital, lo malo es que a los inversionistas los pone muy nerviosos esa costumbre de concentrar demasiado poder regulatorio en el Estado y esta administración se ha caracterizado por la tendencia para conglomerar y centralizar toda la autoridad. Les gusta la omnipotencia. Prometen estimulos fiscales importantes como deducciones inmediatas para el cáluclo de la base del Impuesto Sobre la Renta. Esto gusta a los empresarios y emprendedores. Por supuesto, esto representa una oportunidad clave ya que puede posicionar a México como líder regional en sostenibilidad e innovación si se gestiona correctamente.

El problema es que No se detallan mecanismos anticorrupción ni fiscalización de recursos. No hay claridad sobre la relación con tratados internacionales (T-MEC, etc.).No se discute el impacto ambiental de megaproyectos. Muchos programas están sujetos a reformas legales aún no aprobadas. El Plan México, efectivamente,  representa una reingeniería profunda del modelo económico nacional con fuerte énfasis en la autosuficiencia, la obra pública y el gasto social. Sin embargo, este tipo de modelo requiere un equilibrio muy fino entre crecimiento, sostenibilidad, ejecución eficiente y responsabilidad fiscal.

Este enfoque integral busca atender tanto los desafíos estructurales históricos como las oportunidades del contexto global, como el nearshoring y la transición energética. No obstante, su éxito dependerá de una implementación eficiente, una rendición de cuentas sólida y la capacidad del gobierno para conciliar metas económicas con sostenibilidad fiscal. El planteamiento es bueno, el reto es duro y los desafíos sobre la implementación nos ponen la piel de gallina. Lo cierto es que todos queremos que funcione.