La bancada panista frena la legalización del aborto por costumbre (sus arraigadas costumbres conservadoras), el diálogo ya no importa
Dos mujeres vestidas de azul (vaya coincidencia), contemplan a través de un ventanal a niños en adopción, niños que fueron arrebatados a sus “irresponsables” madres.
“¿Te imaginas llevando a uno de ellos a casa?”, pregunta una. La otra responde con un rotundo NO. ¿Quién sabe de dónde vienen?, manifiestan preocupadas, “pobrecillos”.
Esta es una escena de la serie ‘El cuento de la criada’, basada en la novela distópica de Margaret Atwood. En Gilead, nación ficticia creada por la autora, un grupo de fanáticos religiosos toman Estados Unidos para imponer una estructura social que sigue al pie de la letra los preceptos de la Biblia, y cuya mayor preocupación es la baja en los índices de natalidad.
En Gilead las mujeres que intentan interrumpir un embarazo son arrojadas a perros furiosos como condena. Mueren destrozadas tal como (les dicen) habrían muerto sus hijos en el vientre.
Las ventas del libro se dispararon tras el segundo triunfo de Donald Trump, como si la población temiera que la ficción de Atwood estuviera pronta a materializarse y debieran prepararse.
Pero no vayamos tan lejos. Las mujeres de azul, esposas de los altos mandos de Gilead, nos recuerdan a nuestros legisladores locales panistas, que nuevamente frenarán la legalización del aborto en Guanajuato.
Mero trámite
“Eso está platicado en el grupo, con todos. Estamos firmes en lo individual y en lo colectivo”, declaró Jorge Espadas Galván, coordinador de la bancada del PAN en el Congreso local.
Así advirtió el no definitivo a la despenalización.
Para su compañero Rolando Alcántar, el tema frena el análisis de otras iniciativas y la productividad de los legisladores.
La discusión en torno a por qué sí, y por qué no, ya no es el punto. Parece más un tema burocrático, un trámite que los albiazules quieren sacudirse a la brevedad, confiados en su mayoría.
Eliminar el párrafo que reconoce la vida desde la concepción, del Artículo Primero de la Constitución Política de Guanajuato, fue otra iniciativa rechazada (presentada por Movimiento Ciudadano). Es el primer elemento que hace efectivo el resto de los derechos humanos, argumentó la panista María Isabel Ortiz Mantilla.
La postura es clara: el derecho a la vida, defendido desde preceptos morales y hasta religiosos.
“Lo colectivo” de lo que habla Jorge Espadas, sólo incumbe a los integrantes de su partido, no al colectivo que pide un diálogo donde la voz de las mujeres sea la prioridad.
“No les importa que nos estén matando, no les importa que a las adolescentes se les esté obligando a maternar, que a las niñas se les esté obligando a maternar, no les importa que sea el estado con mayor abandono paternal”, señaló María Alcántara, activista que ha formado parte de las mesas de trabajo acerca del tema.
Los argumentos que plantean la interrupción del embarazo como una cuestión de salud pública. Aunque el aborto inseguro es una de las principales causas de muerte materna en todo el país, (la tercera, hasta 2022) esas vidas que se pierden no son las que importan a nuestros legisladores.
Las vidas de niñas, adolescentes y mujeres que se ven truncadas por poco acceso a la educación sexual, por un error, accidente, por un abuso, tampoco son de su interés. No debería ser legal obligar a nadie a ser madre, a enfrentar lo que conlleva, y que no es lo mismo para cada caso en particular.
La lucha contra la libre elección sobre el cuerpo topó otra vez con un muro infranqueable, como ese muro que en la novela de Margaret Atwood separa a Gilead del resto del mundo; ese muro donde se exhiben los cadáveres de los impíos, los transgresores de las sagradas reglas.
La satanización
La generalización y radicalización son factores que influyen en la forma en que se informa a la sociedad sobre el aborto.
¿Quiénes abortan? Las mujeres que decidieron no cuidarse habiendo tantos métodos anticonceptivos. ¿Quiénes están a favor de este procedimiento? Esas mismas mujeres que esperan la aprobación para abortar cuando les venga en gana. Sí, por desgracia, así piensa un gran sector de la población. Es sencillo juzgar desde la periferia, atribuir a la “irresponsabilidad” todo embarazo no deseado. Generalizar es más rápido que informarse o entender el contexto sociocultural de quienes optan por la interrupción. Con base en estos prejuicios, se asume que es una decisión fácil.
Lo que ‘asusta’, es el rechazo a la sacralizada capacidad de dar vida; el mito del instinto materno está tan arraigado que se da por sentado, como si fuera un hecho científico.
No sólo la decisión de abortar se sataniza, el proceso médico es descrito como una verdadera pesadilla donde madre e hijo nonato sufren una dolorosa tortura.
El grupo pro-vida ‘Voceras Guanajuato’, lanzó un comunicado valiéndose de términos como ‘asesinato’ y ‘genocidio’. Su texto afirma que “si aprueban el aborto habrá más mujeres muertas”. La organización refiere que en los primeros meses del año se cometieron 124 asesinatos de mujeres. Desde su perspectiva, la despenalización del aborto sumaría a las cifras las muertes de los nonatos y de aquellas que fallezcan en el procedimiento.
Conectar el tema con la violencia y los feminicidios es absurdo. De acuerdo con una investigación de ‘Zona Franca’, en la entidad hay más carpetas de investigación abiertas por aborto que por feminicidio. Respecto a los riesgos de una interrupción legal, la Ciudad de México bajó a cero las muertes por aborto.
“No están solas”, dicen las ‘Voceras Guanajuato’ a quienes consideran recurrir al proceso. Sería interesante qué acciones emprenden para madres solteras que luchan por pensiones alimenticias, niñas que fueron obligadas a tener al hijo de un abusador, niños abandonados por progenitoras que no estaban preparadas para traerlos al mundo. Sólo contemplan el desastre como las esposas vestidas de azul en Gilead, de las que hablamos al inicio.
“Negar el aborto es una forma de discriminación de género”, señala Amnistía Internacional. Pero ni el Congreso ni los grupos pro-vida están pensando genuinamente en las mujeres.
LO SUPERFLUO: Este procedimiento seguirá aplicándose, sea legal o no, porque muchos factores orillan a él.
LO PROFUNDO: En la ilegalidad, seguirá causando muertes. Pero para los legisladores, “ojos que no ven…”