Ciudad de México, México.- La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este jueves un controversial proyecto de ley que impone un impuesto del 3.5 por ciento a las remesas enviadas al extranjero por residentes no ciudadanos, en medio de una amplia reforma fiscal promovida por el presidente Donald Trump.

La medida, aprobada con una votación cerrada de 215 votos a favor y 214 en contra, forma parte de un ambicioso paquete fiscal y de gasto público bautizado por el mandatario como “el gran y hermoso proyecto de ley”. El plan ahora será debatido en el Senado, de mayoría republicana, con la intención de que sea promulgado antes del 4 de julio, Día de la Independencia de EE. UU.
Reducción al impuesto propuesto
El proyecto originalmente contemplaba un impuesto del 5% sobre las remesas, pero tras intensas negociaciones con sectores conservadores del Partido Republicano, fue reducido al 3.5%. Esta tasa se aplicará a residentes extranjeros —sin distinción de estatus migratorio— que envíen dinero a sus países de origen.
La medida ha encendido alarmas entre comunidades migrantes, especialmente la mexicana. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calificó la iniciativa como “una injusticia” y una acción “discriminatoria” que atenta directamente contra millones de migrantes que contribuyen a ambas economías.

Un megaproyecto con múltiples frentes
El paquete legislativo no solo impone nuevos gravámenes, sino que también extiende exenciones fiscales implementadas durante el primer mandato de Trump, e introduce nuevas deducciones, como aquellas relacionadas con propinas y con la compra de vehículos fabricados en EE. UU.
Entre los puntos más polémicos del proyecto se encuentran:
- Recortes por más de 1 billón de dólares en programas de seguridad social, incluyendo Medicaid y Medicare, lo que podría dejar sin cobertura médica a 8.7 millones de personas, según proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés).
- Incremento en fondos para seguridad fronteriza y nuevas medidas para endurecer la política migratoria, incluyendo restricciones en ayudas alimentarias.
- Eliminación de subsidios a proyectos de energía limpia, impulsados por la administración anterior de Joe Biden.
- Un aumento en el límite de deducciones de impuestos estatales y locales (SALT), una demanda de legisladores republicanos de estados con altos impuestos.
Un camino accidentado hacia su aprobación
La aprobación en la Cámara no fue sencilla. Las divisiones internas entre conservadores y moderados republicanos amenazaron con frenar la votación. Los conservadores exigían recortes más severos e inmediatos, mientras que los centristas alertaban del impacto negativo que estas medidas tendrían en sus distritos.
La tensión llegó al punto que el propio Trump visitó el Congreso y convocó a legisladores indecisos a la Casa Blanca. Tras varias horas de negociaciones a puerta cerrada, el sector reacio terminó cediendo, permitiendo que la votación se realizara en la madrugada del jueves.
Efectos fiscales y reacción social

Según la CBO, el proyecto sumará 2.4 billones de dólares al déficit nacional en la próxima década, elevando aún más la ya preocupante deuda nacional de más de 36 billones de dólares. Para compensar el gasto, los republicanos proponen recortes a programas sociales y limitaciones presupuestarias más estrictas.
El impuesto a las remesas, aunque reducido, podría generar miles de millones de dólares en ingresos anuales. Sin embargo, organizaciones migrantes y analistas advierten que esta carga afectará desproporcionadamente a comunidades latinas, quienes representan la mayoría de los remitentes de dinero al exterior, especialmente hacia México, Guatemala, El Salvador y Honduras.
El Senado deberá ahora revisar y debatir el megaproyecto. Aunque los republicanos tienen mayoría, varios senadores moderados han expresado reservas sobre las implicaciones sociales y fiscales del plan, lo que podría obligar a nuevas negociaciones antes de su votación final.