Guanajuato, Gto.- ¿Sabías que en el Templo del Oratorio de San Felipe Neri, mejor conocido como el Templo de la Compañía, en Guanajuato capital, hay una imagen de un Cristo de hace siglos que fue elaborado, posiblemente, con huesos humanos?

Se trata de uno de los Cristos más famosos y venerados de la ciudad de Guanajuato capital: el Señor de la Columna, al que miles de fieles visitan cada semana. Esta imagen representa uno de los momentos más intensos de la Pasión de Cristo.

Esta escultura de Cristo destaca por varios motivos
Aunque en la ciudad existen innumerables tesoros artísticos y religiosos, esta escultura destaca por varios motivos. Primero, por la crudeza con la que se representa el pasaje bíblico del calvario de Cristo antes de ser crucificado; segundo, por su fama de ser milagrosa; y tercero, por la misteriosa historia que guarda, la cual ha fascinado tanto a locales como a visitantes.

La escultura retrata el momento exacto en el que el Mesías es flagelado por los soldados romanos mientras permanece atado a una columna. Representa con un estilo que podría considerarse “gore” para los estándares actuales, las heridas abiertas en carne viva causadas por los latigazos, tanto en la espalda, el pecho y los brazos. Las heridas son tan profundas que incluso dejan al descubierto lo que parecen ser huesos. También destacan las plantas de los pies y la mano derecha ennegrecidas, como si se tratara de un cadáver.

Esta obra se relaciona con las imágenes sangrientas de la tradición expiatoria del Santuario de Atotonilco, en San Miguel de Allende, del cual el Templo de la Compañía adoptó diversas prácticas a lo largo de su historia.
Lo más impactante es que, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los huesos visibles en la columna de la imagen son costillas “probablemente humanas”, lo que envuelve a esta escultura en un halo de misterio, intriga y morbo.

La pieza fue realizada en algún momento del siglo XVIII por un autor desconocido. Está hecha de madera tallada, es policromada, lleva una peluca de cabello natural, está vestida con un sayal de terciopelo y coronada con una corona de espinas.
Muchos creyentes acuden al Señor de la Columna a pedir milagros, y aseguran que sí los concede.