Negó que a la Conferencia Europea de Presidentes de Parlamentos hubiera viajado en primera clase, pagando por el boleto más de 130 mil pesos. Luego dijo que sí: que viajó por Air France para representar a México “con dignidad”, cubriendo de su propio bolsillo la diferencia de un asiento que no fue en modo alguno en clase turista.
“El viaje lo pagué con mi dinero. Recibí el equivalente al costo de turista y la diferencia la pagué de mi bolsillo”, dijo después de una ardua polémica el presidente de la mesa directiva del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña.
Era el segundo escándalo que el senador morenista protagonizaba en la misma semana: aquella en la que en México había estallado el escándalo por el descubrimiento del campo de entrenamiento y extermino de Teuchitlán, y en el que un colectivo de madres buscadoras reveló, entre otras siniestras cosas, el hallazgo de más de 200 pares de zapatos, de objetos personales abandonados, de osamentas humanas halladas en posibles hornos crematorios.
“Hay 200 zapatos ahí, sí. Pero quién dice que esos zapatos son de personas desaparecidas”, dijo Noroña antes de tomar su avión en primera clase a París, rumbo a la reunión en Estrasburgo.
Noroña acusó un “campañón espantoso, ruin”, “verdaderamente carroñero para golpear la compañera Claudia Sheinbaum”, y en caso del rancho Izaguirre escupió sobre el dolor de las madres buscadoras: era, como siempre, un complot de la derecha.
Luego tomó un asiento en primera clase para seguir metiendo en problemas “a la compañera Claudia Sheinbaum“.
En Palacio Nacional no tomaron nada bien la poco empática declaración, que no hizo sino agudizar el grado de escándalo en que el hallazgo del rancho Izaguirre puso a la presidenta de México en el primer gran y grave conflicto que enfrenta su administración.
Desde el Zócalo se envió un mensaje a Adán Augusto López para que metiera en cintura al senador. Pero para ese momento Fernández Noroña ya atravesaba el Atlántico y se aprestaba a meter al gobierno de Claudia Sheinbaum, con nuevas e irresponsables afirmaciones -así lo tomaron en Palacio Nacional- en un nuevo conflicto.
Ese conflicto fue su lamentable participación en la Conferencia Europea de Presidentes de Parlamentos, en donde sin público alguno que lo escuchara, como se ve en las fotos que hicieron mofa, en medio de memes y risas, de lo intrascendente de su participación en la asamblea, el senador puso en un riesgo aún mayor la difícil relación del gobierno de Claudia Sheinbaum con el del republicano Donald Trump.
A Palacio Nacional llegó la versión de que las palabras de Fernández Noroña fueron recogidas con desagrado por el Departamento de Estado:
“La relación con Estados Unidos nunca ha sido fácil”.
“Yo quiero plantear en esta asamblea mi preocupación de que en pleno siglo XXI siga existiendo el racismo, que siga pensándose que por su color de piel se es superior y me parece todavía más grave que se lleve una política pública planteando posiciones racistas, posiciones clasistas que no solo atentan contra derechos humanos fundamentales, sino que ponen en riesgo la relación de México con diversos países”.
Con el problema del 2 de abril y los aranceles encima, Fernández Noroña no ha acabado de entender que el gobierno de Claudia Sheinbaum está en el centro de un huracán devastador.
Se ha convertido, no en una piedra: en el chivo en cristalería, en una roca en el zapato de Claudia Sheinbaum.
¿No se lo han dicho? Tal vez no había señal en el viaje trasatlántico. Pero hoy, el muy limitado senador no comprende el contexto ni el problema en el que ha metido de manera gratuita al gobierno federal de “la compañera Claudia Sheinbaum”. En algo que ella hubiera deseado evitar. Dicen que ya se lo mandaron decir con Adán Augusto. ¿Será?
Últimas columnas hoy
Defraudador acumula 20 años de prisión y cientos aún esperan justicia por Caso Punto Legal
Guanajuato, “País independiente”: La consulta inatendible para el IEEG