Celaya, Guanajuato.- Celaya se conoce como la cuna de la cartonería; sin embargo, esta hermosa técnica artesanal ha ido desapareciendo con el paso de los años y cada vez es menos conocida por las nuevas generaciones. De más de 20 talleres que existían en los barrios tradicionales de Celaya, hoy quedan unos cinco.
En Celaya aún hay cartoneros que nacieron en medio de las figuras de cartón y que, desde pequeños, aprendieron a utilizar el engrudo, papel, carrizo y pigmentos para realizar hermosas muñecas, vistosos judas y un sinnúmero de personajes. También hay quienes se enamoraron de la cartonería y aprendieron sus técnicas, que tal vez no nacieron en medio de los talleres artesanales, pero ahora se dedican a elaborar alebrijes, muñecos, calaveras, judas y todo tipo de figuras de papel maché.
Javier Zárate Ortega, mejor conocido en redes sociales como Hanal Pixan, es un joven de 33 años, ingeniero en bioquímica con estudios de posgrado y experiencia en la industria, pero que descubrió en el arte y en la cartonería su vocación y una manera de expresar sus pensamientos, sentimientos y emociones.
Javier contó que desde niño tuvo gusto por los juguetes tradicionales y todo lo relacionado con el arte; sin embargo, se dedicó a sus estudios profesionales hasta llegar a ser investigador. Un buen día decidió darle un giro a su vida. Reflexionó que la cartonería es parte de la identidad de Celaya, que no todos la aprecian, y decidió dedicarse a elaborar desde figuras monumentales, judas y alebrijes hasta pequeñas máscaras.
“La cartonería es un arte que se cree que nace aquí en Celaya; para nuestro municipio es una tradición que lleva siglos y para mí es una forma de expresarme. Creo que todos los celayenses conocemos la cartonería de alguna forma, pero no se le da el valor que debería. Nosotros, siendo la cuna de la cartonería, no le damos mucho impulso”, contó el joven.
Don Mario Tierrablanca, artesano de 53 años, forma parte de la cuarta generación de cartoneros de Celaya y es un gran impulsor de esta tradición. Platicó que, aunque sí hay quienes valoran la cartonería y la adquieren, desafortunadamente también hay personas que han perdido el gusto por los juguetes y figuras de cartón.
Mario destacó que Celaya es considerada la cuna de la cartonería por el gran número de talleres que había antaño, y que muchos compradores acudían a la ciudad por sus obras.
“A Celaya se le nombró la cuna de la cartonería porque había bastantes talleres en donde se distribuía y se vendía a comercializadores de todo el país. Aun a la fecha, hay talleres que ya tienen pedidos para otros estados. Se le da ese nombre porque en los barrios de Tierras Negras, San Antonio y Santo Cristo había bastantes talleres, aunque la cartonería prácticamente es europea. Yo formo parte de la cuarta generación de cartoneros; nací en medio de las figuras”, relató.
Actualmente, no son tan demandadas estas artesanías como en el pasado; además, las personas no pagan el verdadero valor del trabajo artesanal, ya que en cada figura los cartoneros “dejan alma, vida y corazón”.
La maestra Lucía Jiménez también es cartonera por herencia. Forma parte de las familias celayenses que comenzaron con la cartonería en Celaya y, con tristeza, ve cómo los juguetes actuales han desplazado a los tradicionales. Ahora, los infantes y jóvenes están enamorados de la tecnología, pero no del arte y sus raíces.
“Para mí es un orgullo venir de una familia de cartoneros y me da tristeza que se esté acabando lo que es la tradición. Ya no hay mucha difusión; los únicos que recuerdan estos juguetes son las personas mayores. Yo doy talleres a los niños para que esta tradición no se pierda, porque estos eran los juguetes de antes. Ya entró mucho juguete chino; estos juguetes son muy difíciles de jugar para los niños. Ahorita lo que les gusta es la tecnología”, comentó.
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