Guanajuato, México.- Como cada año, el tercer domingo del mes de junio se celebrará el Día del Padre, una festividad que sirve para honrar y festejar a los progenitores.
Y en el caso de Guanajuato, esta festividad no pasa desapercibida, pues existen muchos hombres ejemplares que son el orgullo de sus hijos, mismos que aporvechan para enaltecer sus figuras y proclamar el amor a la figura paterna.
Es por ello que en Periódico Correo recopilamos varias de estas historias de padres que día a día se enfrentan todo tipo de situaciones para asegurar el bienestar de sus hijos y familias.
Don Lupe: un ejemplo para sus 25 hijos y 50 nietos en Manuel Doblado
Don Lupe es un ejemplo para sus 25 hijos y 50 nietos. Foto: Jonathan Juárez
A sus 86 años, don Lupe no es un papá común. Su familia es bastante grande: tiene 25 hijos y 50 nietos. Las dificultades para mantener y educar a esta cantidad de hijos, no fue impedimento para sacar adelante a todos ellos.
José Guadalupe Manríquez perteneció a una familia de escasos recursos en Manuel Doblado. Desde los siete años comenzó a trabajar en el campo, pues su papá abandonó a su familia para ir a trabajar a Estados Unidos, pero por muchos años no supieron del él.
A pesar de este antecedente, don Lupe no repitió esa acción: trabajó y vio porque las necesidades básicas y de educación de cada uno de sus hijos quedaran cubiertas.
A los 22 años se casó con su primera esposa, con quien tuvo 10 hijos, pero murió de 43 años. A los dos meses se volvió a casar con su actual esposa, con quien tuvo ocho hijos más.
Don Lupe perdió a su primera esposa muy joven. Foto: Jonathan Juárez
Tuvo otros siete hijos fuera del matrimonio, pero él lo tenía claro: no tenía hijos de primera y de segunda. Todos recibirían el mismo trato.
“Yo no abandono a mis hijos. Cuando yo me casé con la segunda mujer, yo le advertí que tenía a mis hijos. Si intentaba entrarle, bueno, y si no, ahí seguiría otra. Y dijo que sí le entraba, hasta la fecha. Ya no tengo de la otra mujer aquí ni uno, pero a veces vienen”, dijo tajante don Lupe, en entrevista con Periódico Correo.
Recordó que su infancia fue muy difícil, pero fue ahí donde comenzó a aprender la cultura del esfuerzo. No sabía leer ni escribir, pero su trabajo y visión para administrar sus recursos lo llevaron a cambiar su estilo de vida.
A los siete años empezó a sembrar, y a los ocho años, ya cuidaba a las vacas y a las chivas. A los 10 años se fue a trabajar a Obregón, Sonora, y después regresó. Pero se volvió a ir a trabajar a la frontera, en Mexicali.
Su intención era ayudar a su familia, pues señaló que eran de muy escasos recursos, a tal grado que cuando se les rompía la ropa, no tenían con qué cubriese.
“Yo tenía hermanas que andaban con los pechos de fuera, porque se tapaban uno y el otro se les destapaba, porque éramos muy pobres. Mi padre nos dejó a todos chiquillos, nos abandonó. Jamás vino, más que cuando estaba viejito y ya no se podía mantener”, dijo.
Don Lupe nunca dejó desamparados a sus hijos. Foto: Jonathan Juárez
Comenzó a irle bien, y después muy bien. Se fue a vivir a Estados Unidos a los 16 años, pero no le fue fácil, pues para ir al norte tenía que irse de aventón. Aunque tenía 16 años, tuvo que conseguir documentos de 18 años, para poder trabajar como obrero en California. Regresó a Manuel Doblado y se casó. De ahí, era ir y venir, pero también acumular sus ganancias, con lo que comenzó a comprar un camión y un rancho.
Hoy es propietario de bodegas, locales y departamentos. Vive de sus rentas, y aunque no todos sus hijos estudiaron, todos tienen la cultura del trabajo que don Lupe les inculcó.
Hace cuatro años, su hija mayor falleció en Estados Unidos de covid a los 67 años. Su hijo menor tiene 28. Varios están en el país norteamericano y otros en México.
Nunca ha tenido la posibilidad de tenerlos a todos reunidos, pero algo les ha dejado claro: deben de llevarse bien entre ellos.
“Mis hijos ya no pasaron lo que yo. Ellos ya no supieron de sufrimiento. Mi vida fue un infierno. Yo a todos los enseñé a trabajar, y ninguno me salió mañoso. Bastante trabajo me ha costado tener lo que Dios me dio, no es fácil. Se deben de llevar bien. Si tengo una mazorca, debe de alcanzar para todos. Que se miren como hermanos. Todo el tiempo he trabajado bastante, ahorita ya no puedo, pero me sobran ganas. Si pudiera todavía le entraba”, expresó.
Don Lupe siempre fue campesino, pero también perteneció al Ejército, a la Policía Rural de Manuel Doblado, y disfrutaba de montar a caballo.
Don Cuco heredará a sus hijos el gusto por el trabajo en San Miguel
A sus 70 años, Cuco el bolero presume siete bisnietos, cuatro nietos y seis hijos. “Todos ya hechos y derechos”, dice el hombre mientras sonríe y se lleva la mano derecha a la cara, para mostrar sus dos relojes.
Refugio Juárez De Anda es un maestro carpintero que hoy pasa sus días lustrando zapatos en la plaza principal de la ciudad. Religiosamente llega a las 9:00 de la mañana y se va a 5:00 de la tarde. A las 6:00 –revira- si hay trabajo.
Cuco compartió que llegó a tener dos talleres de carpintería y que hoy de vez en cuando hace algún trabajo para algún amigo, “pero despacito, sin que sea nada complicado, porque no me gusta quedarle mal a la gente”.
Sus manos ya presentan dedos cansados, aunque las adorna con dos relojes en la mano derecha y uno en la izquierda. Usa un sombrero de paja para guarecerse del sol y viste chaleco, playera azul, un pantalón de vestir gris y un calzado nuevo que presume “estos me los regaló mi yerno (unos huaraches cerrados)… para el calor”.
Don Cuco, el bolero de San Miguel de Allende. Foto: Roberto López
Don Cuco es gran dialogador; está acostumbrado a llevar charlas fugaces con sus clientes, mientras estos esperan que les deje sus zapatos como nuevos. Sonríe continuamente y se deja ver un bigote pequeño, delineado, que seguramente ha estado ahí décadas; incluso se nota el cuidado que le pone.
Solamente baja su sonrisa cuando comparte que su esposa, Elena Bautista, está enferma y a pocos días de tener una intervención quirúrgica, “pero espero que todo salga bien, yo voy a pedir mucho por ella, a pedirle a él, a el de arriba”.
Refugio dijo con orgullo ser un sanmiguelense oriundo, que gusta de participar en las celebraciones religiosas. Incluso compartió que es parte del Cuadro Nuevo de Locos y que participará en el convite de éste domingo, “llevo más de 60 años participando. Antes había muchas peleas, porque llegan gentes de fuera y tomaban vino, peor hoy ya hay reglas y todo eso cambió. Hoy si traes aliento a vino ya no te dejan participar”.
Compartió que ha trabajado toda su vida y que le resulta muy triste ver cómo jóvenes en sus 20 andan por la calle pidiendo dinero, “uno debe trabajar, salir adelante. No es posible que sean tan jóvenes y no hagan nada”.
Don Cuco se despide con una sonrisa y un apretón de manos que se vuelve aún más intenso cuando se entera para qué medio es la entrevista que acaba de dar: “Para Correo… pues sí, es el que yo compro todos los días”, rie y finaliza.
Don Cuco se dijo un fiel lector del Periódico Correo. Foto: Roberto López
Edgar Iván: el policía de Acámbaro que divide el deber a su ciudad y a sus hijas
Edgar Iván, policía activo en el municipio de Acámbaro, platicó que el ser policía es un trabajo difícil, pero las ganas y la vocación de servir a la ciudadanía lo hacen que siga trabajando.
“Mis dos pequeñas hijas y mi esposa siempre se quedan con pendiente cuando me voy a trabajar, aunque no saben todo el riesgo que nosotros llevamos como policías, pero tienen cierta idea”, admite.
Mencionó que como padre de familia tiene que mantenerse siempre firme en su trabajo, para seguir adelante y tener siempre en mente que va a llegar uno a casa.
“Cuando llego mis niñas siempre me reciben con un abrazo. Cada año que es Día del Padre siento bien bonito que mi familia me abrace y me digan: ‘Felicidades por tu día’”.
Resaltó que debido a su trabajo como guardián del orden, ha tenido que dejar fiestas y reuniones familiares, e incluso cumpleaños de sus hijas, Navidad y Año Nuevo, por mencionar algunas. Sin embargo servir al pueblo y a quien lo necesite, lo llena de satisfacciones.
Finalmente envió un mensaje a todos los que trabajan en este Día del Padre: “De todos modos, aunque estemos trabajando, hay que seguir adelante y festejarlo”.
Edgar Iván se enfrenta a lo mismo que todos los policías de Guanajuato: no saber si regresará a casa. Foto: Archivo
Refugio conserva el legado de su padre como bolero en Guanajuato
Con 42 años de experiencia, J. Refugio es uno de los boleros más emblemáticos del Mercado Hidalgo, pues su legado comenzó desde su padre.
Para J. Refugio Ramírez, el oficio de bolero viene desde su padre. De niño se íntegró a esta actividad como una tradición familiar que lo ha marcado para bien, pues ha podido desempeñarse hace ya cuarenta y dos años de carrera.
“Tenemos ya 66 años de edad y 42 de desempeñarnos de esta bonita profesión. Este trabajo me lo dejo mi papá y viene desde mas atrás la labor, esto es generacional, ahí me lo dejo mi padre”, relato.
A lo largo de cuatro décadas ha podido sobrevivir de su oficio, que le ha dado para proveer a la familia, para sus gustos y sobre todo para que siempre tuvieran un pan en la mesa, afirmó Refugio.
“De aquí sale para mantenernos, para la familia y a veces para darnos un pequeño lujo que se nos antoja. Este trabajo nos ha dado prosperidad, muchas relaciones con la gente de la ciudad y sobre todo una grata sonrisa de que nuestro trabajo es bien valorado por los que conocen nuestro esfuerzo”, destacó el lustrador.
J. Refugio Ramírez se divierte en su trabajo como bolero en el Mercado Hidalgo. Foto: Eduardo Chowell
Aún así, en la actualidad cuenta el limpiabotas que la clientela ha cambiado bastante con el paso de los años, pues en el pasado era muy común el uso cotidiano de zapatos, por lo que había una prosperidad y abundancia con los clientes que acudían a sus servicios hasta dos veces al día para mantener su calzado en condiciones prístinas.
“Ya la población usa mucho tenis, entonces cambio mucho todo esto y anteriormente había más zapato para vestir, para trabajar, (…) en cambio ya todos traen tenis, hasta los boleros”, ironizó.
A través de los años, Refugio ha conocido a muchas personas y junto a sus compañeros boleros han visto como generaciones de capitalinos vienen y van, pero ellos permanecen como una de las piezas fundamentales del Mercado Hidalgo, ya que son muy unidos, aseguro Refugio.
“Hemos conocido de todo, licenciados, comerciantes, políticos, de todo y nosotros lo bonito es que somos unidos y aquí estamos. (…) Cada quien tiene su clientela ya”, comentó.
Al culminar, agradeció que la vida le ha dado la oportunidad de desempeñarse libremente y que aún cuando el reloj no para, el próximo Día del Padre espera pasar su día con su familia en compañía de una comida muy tradicional y seguir trabajando por el legado que su padre le brindó.
“No sabemos si vamos a regresar a casa”: Luis Gustavo lucha por ser padre y soldado en Guanajuato
Luis Gustavo, cabo de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en Irapuato, cuenta que aunque considera ejemplar su trabajo y le gusta, se enfrenta a una pregunta que le hacen sus hijos y simplemente no puede responder: “¿Vas a regresar, verdad?”. Con motivo del Día del Padre relata como ejerce su paternidad al mismo tiempo de llevar un rango militar.
El cabo de la SEDENA es padre de dos hijos de 8 y 12 años. Su trabajo, que alcanza el cargo de suboficial, consiste en dar rondines de vigilancia, así como supervisar al escuadrón en diversos municipios de Guanajuato. Hasta ahora su labor solo se extiende a nivel estatal, lo que le permite ver a su familia una o dos veces por semana.
Cuando sale a trabajar sus hijos le preguntan que si va a regresar a casa. El cabo intenta darles confianza y asegurarles que así será, aunque sabe que su vida se expone a riesgos mortales todos los días.
“El temor siempre va a existir verdad, quizás porque estamos en este medio, o aunque no lo estemos, también los policías como seguridad. El único temor es que no sabemos si vamos a regresar a casa, no sabemos si los vamos a volver a ver (a sus hijos). Sí me preguntan, ¿pero qué les respondo? Pues que todo va estar bien. Trato de no salir de la casa mal o molesto”.
El cabo Luis Gustavo participó en el desarme voluntario en León. Foto: Ivonne Ortiz
Este domingo 18 de junio se celebra el Día del Padre en México. Gustavo no sabe si descansará y podrá estar con su familia. Detalla que los horarios y descansos se los rolan constantemente, descansando únicamente un día a la semana.
Un cabo, de acuerdo con la Sedena, gana de 13 mil a 15 mil pesos al mes. Este es el segundo cargo después del soldado, que es el primer rango militar. Del cabo siguen los rangos de Sargento Segundo, Sargento Primero, Subteniente, Teniente, Capitán Segundo, Capitán Primero, Mayor, Teniente Coronel, Coronel, General Brigadier, General de Brigada y General de División, el rango más alto.
El cabo de la SEDENA asistió al Desarme Voluntario que se inauguró en León el miércoles 14 de junio. Ahí participó deshaciendo las armas que los ciudadanos fueron a canjear por dinero en efectivo. Con una máquina deshizo el arma de fuego por la que a un leonés le entregaron 6 mil pesos.
Gustavo describe su labor como ejemplar. Sus hijos también aspiran a trabajar en la SEDENA. Durante su estancia en la Presidencia Municipal de León, un niño se le acercó y lo saludó con admiración y respeto. En sus palabras, el mejor legado que un padre le puede dejar a sus hijos es la educación.
Luis Gustavo admite que sus hijos le preguntan si volverá, y responde que sí, aunque no esté seguro. Foto: Ivonne Ortiz
Gabino no dejó que la incapacidad le impidiera sacar adelante a sus hijos en Silao
Para Gabino Peñuelas Fernández, la discapacidad no ha sido impedimento para sacar adelante a su familia. Desde hace dos décadas se dedica a la venta de fruta en vaso y, gracias a ello, ha dado sustento a su esposa y a sus dos hijos.
Apoyado de un carrito sobre la Calzada Hidalgo en esquina con la calle Paseo, durante varias horas al día permanece parado picando piña, melón, sandía y cuanta fruta sea posible para satisfacer a sus clientes. “Aquí estamos gracias a la clientela y gracias a mi familia, gracias a Dios”, repite al escuchar de fondo a la voz de su esposa.
Juntos tienen dos hijos, de quienes reconoce que participen para hacer más ligera la carga del negocio: “Gracias a Dios con el esfuerzo de todos, porque es un negocio familiar…trabajando y echándole ganas sí hemos salido adelante; mi muchacho estudió la secundaria y tengo una de 17 en la prepa, va en cuarto semestre”.
Cuando apenas tenía 12 años perdió el brazo izquierdo durante un accidente con una máquina, pero ha sabido sobrellevar la situación:
“Estaba chico, me accidenté en una carnicería…tengo 33 años ya con mi discapacidad y siento que por eso no se me ha dificultado, porque era un niño cuando me amputaron mi brazo. No ha sido un obstáculo para decir ‘no se puede’, porque sí se puede”.
Aún con ello decidió entrarle a la chamba, pues el negocio fue de sus padres y, al crecer, se convirtió en comerciante en este giro que espera también hereden sus hijos.
“Gracias a Dios que me ha ayudado, mi familia y no se me ha dificultado salir adelante. Es mucha labor y trabajo porque hay muchas cosa de aquí que hace uno, pero no, gracias a Dios no ha sido impedimento mi discapacidad para salir adelante”, dijo. Su habilidad con el cuchillo lo demuestra.
A quienes encabezan una familia les pidió seguir la marcha: “Papás, échenle ganas. No hay ningún impedimento, ni enfermedad ni discapacidad, nada que no pueda hacer uno por sus hijos, todos podemos con esa responsabilidad. El hecho de ser padre es una responsabilidad y sí se puede”, dijo, mientras que pidió a quienes son hijos “que se porten bien, que valoren; a veces uno como hijo no valora el sacrificio de los papás, pero sí nos sacrificamos los papás por los hijos”
Para Gabino lo más duro de combinar trabajo y familia ha sido no pasar mucho tiempo juntos: “Lo más difícil es que no les dediqué tiempo a mis hijos porque el comercio absorbe mucho tiempo y, es lo difícil, que aquí no hay domingos de familia, todos los días estamos trabajando; aparte también ellos están aquí conmigo apoyándome, mi esposa y mis hijos…es sacrificio de todos”.
Para Gabino siempre pudo más el bienestar de sus hijos que su discapacidad. Foto: Karla Silva
Alejandro: bombero de Irapuato que da todo por la ciudad y su familia
Alejandro todos los días es un héroe y no por arriesgar la vida siendo bombero, sino por el amor que les demuestra todos los días a sus hijas, quiénes saben que tienen un ‘súper papá’.
“Son toda mi vida, mis hijas son toda mi vida”, y es que ser papá para Alejandro fue darle un giro totalmente a su vida y tener presente que ellas, su esposa y sus hijas de 11 y 14 años son lo más importante que tiene y lo más preciado para proteger.
Alejandro por muchos años trabajó en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), pero desde hace cinco decidió integrarse al Departamento de Bomberos, dejando las esposas a un lado por el riesgo tan alto de esa profesión y para cuidar de su familia.
Aunque ser bombero también tiene su alto riesgo, por lo que no puede salir de su casa hasta no despedirse con un abrazo y un beso de sus hijas y su esposa, y es que nunca se sabe lo que pueda ocurrir, o si va a poder abrazar de nuevamente a sus preciados tesoros.
Para sus hijas él es un héroe, pues además de amarlas y cuidarlas cuando está en casa, saben que cuando no está con ellas, está salvando vidas, ayudando a los demás, y ese es uno de los valores más preciados en la familia, ayudar a los demás sin buscar una recompensa, sino por el simple gusto de saber que hicieron algo bueno por los demás.
El bombero Alejandro de Irapuato es un héroe para sus hijas y para la sociedad de Irapuato. Foto: Eduardo Ortega
Lot Israel festeja entre el amor de sus hijos en San José Iturbide
Lot Israel Hernández Flores, trabajador del CAISES desde hace más de 14 años, indicó que su familia le festeja el ‘Día del Padre’ con una ‘comidita’ simple, como una carne asada, pues lo importante no es el realizar festejos ‘grandes’ sino el tener esos detalles por parte de sus hijos y esposa.
“En mi caso, mi familia me celebra dándome detalles, y esto, se ha ido incrementando poco a poco, pues normalmente siempre había sido el festejo de mamá, pero ahorita mis 3 hijos y mi esposa lo celebran con una comida, carnita asada, un vinito y la familia se junta al grado de reunir a todos los papás de la familia y nos celebran”, resaltó
“El festejo para nosotros los papás es una grata sorpresa, pero también el festejo se extiende incluso en las escuelas de mis hijos con las celebraciones del Día del Padre”, añade.
En otro sentido, también se dijo contento pues ha visto que el festejo en cuestión en el ámbito laboral ha cambiado. Y es que recuerda que anteriormente no se efectuaba una celebración como tal a los trabajadores que eran papás.
Por lo que conforme el tiempo ha pasado, se ha puesto en ‘boga’ la igualdad de género y con ello, la celebración ha aumentado también, pues en la actualidad incluso reciben apoyos económicos, como un día ‘especial’ que se puede requerir en cualquier momento.
Para finalizar, exteriorizó que desafortunadamente en la actualidad ha existido una gran decadencia en lo económico, donde incuso los costos de la canasta básica ha aumentado, y por ello, prácticamente no se puede realizar una celebración en grande.
Sin embargo dijo conformarse con algo sencillo, pues “nos educaron de esa manera nuestros propios padres”, concluyó.
Para Lot Israel Hernández Flores, lo importante es la convivencia familiar que se genera este día. Foto: Enrique Pérez
Servir al pueblo y servir a la familia: el subteniente Ever Adán festejará en Salamanca
El subteniente del arma blindada, Ever Adán Martínez Chávez, responsable de la exhibición y exposición del equipo y fotografía militares en el centro comercial de Salamanca, con motivo del Día del Padre, festividad que pocos militares pueden pasar con los hijos puesto que tienen un compromiso con la ciudadanía todos los días del año, pero sin ningún problema esperan festejarlo, aunque sea otro día.
El Ejército Mexicano es de las corporaciones de seguridad de mayor respeto por parte de la ciudadanía, nunca alejados de la población ahora a través de pláticas, exposiciones, exhibiciones y un sinfín de cosas que se han dado últimamente, “lo que veo muy bien, porque aclaramos dudas y la gente empieza a tener confianza para exponer cualquier situación”, explica.
“Aunque ponemos todo nuestro esfuerzo en la Secretaría de la Defensa Nacional, también nos damos tiempo para la familia; si no se puede estar el día que se festeja como en este caso el Día del Ejército, sin ningún problema lo podemos festejar otro día. El personal del Ejército vemos con satisfacción nuestro trabajo, no es un sacrificio; estamos en servicio sirviendo al pueblo, no estamos con la familia de sangre, pero estamos con la familia laboral del Ejército”, dijo.
El subteniente Ever Adán no sabe si podrá pasar el Día del Padre junto a sus hijos. Foto: Cuca Domínguez
El subteniente dijo ser originario del estado de Oaxaca. Es papá de un menor de 3 años y aunque ha podido estar con él para festejar el Día del Papá en dos ocasiones, aseguró que, si este año no puede, lo pasará con sus compañeros que al igual que él, están sirviendo a su país.
“Eso lo compensamos cuando la gente se nos acerca y nos felicita, nos da las gracias por el servicio que prestamos y por ello tenemos el compromiso de inculcarle a nuestros hijos nuestros ideales por la patria, para que algún día ellos tengan ese compromiso con el país, como ahora lo tenemos nosotros”, dijo.
De la exposición que estuvo en el centro comercial Vía Alta, dijo que se expusieron 18 imágenes, representativas de las actividades que el personal de la SEDENA realiza; además se expuso el equipo que la personal porta, así como unidades de la Guardia Nacional y del Ejercito; y el personal con el que la población tuvo la oportunidad de interactuar.
JRP