Tuvo que transcurrir más de una década para que, de modo franco y público, Adrián Hernández Alejandri, alcalde de Dolores Hidalgo, asumiera que algunas localidades que forman parte del Padrón de Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guanajuato, publicado el 2 de Noviembre del 2012, no merecen ese nombramiento, pues solo fueron promovidas como tales para acceder a más dineros públicos.

Se trata de una verdad que no se han atrevido a reconocer los demás actores gubernamentales involucrados en la elaboración de dicho instrumento, y es que hasta el análisis más superficial revelaría que entre las localidades decretadas en el norte y noreste del estado, muchas no sostienen por sí mismas esa definición, ni en lo que respecta a sus estructuras de pensamiento, su cosmovisión, su lengua, sus ritualidades o formas de organización: en esa situación están, por ejemplo, las de Xichú, Atarjea y Santa Catarina, varias de Victoria y algunas de San Luis de la Paz…

Hernández Alejandri era alcalde por primera vez en esas fechas (aunque todavía pertenecía al PRI), por eso es muy significativa su reciente declaración sobre el tema, dada en el marco del conflicto suscitado en ese municipio en particular con un sector de habitantes de Rio Laja, en torno al nuevo status que el legislativo federal ha dado a los pueblos originarios y, que entre otras facultades, les otorga el manejo autónomo de recursos etiquetados en el FAISPIAM (en esa alcaldía, en el ejercicio fiscal 2025 El Llanito recibirá 3 millones 121 mil 413; Rio laja 1 millón 087 mil 485; San Simeón 342 mil 967; Tequisquiapan 1 millón 900 mil 404 pesos).

(Cría cuervos y te sacarán los ojos)

El portal digital “Noticias Contraste”, divulgó la imagen y el audio de una declaración realizada por el alcalde al finalizar una reunión donde se abordó esa problemática, ahí afirma que el manejo de recursos por la propia comunidad no es lo que genera el desencuentro con el ayuntamiento, y asume un mea culpa recordando que, sin suficiente rigor histórico, él mismo puso algunas de las localidades en la ruta de esos nombramientos. Dijo textual:

“…del recurso no es un problema para el ayuntamiento, lo entendemos perfecto, finalmente en el 2012 yo fui quien hizo estas comunidades, o gran parte de estas comunidades indígenas, porque al final los medios de comunicación que están aquí , que tienen esa trayectoria y esa historia, que hemos caminado todos estos años juntos, pues saben que así fue, porque para poder hacer llegar más recurso, más obra y más acciones, pues teníamos que generar proyectos encaminados a estas comunidades indígenas, específicamente trabajamos con El Llanito, pero luego buscamos unos temas que pudieran hacer acreedores a estos títulos a algunas comunidades que hoy sin temor a equivocarme y en base a la historia y a una investigación a fondo, pues muchas de ellas a lo mejor ni pudieran tener el nombramiento, pero finalmente hoy está y lo tienen y soy respetuoso…”.

Cosa rara en un político este modo de sincerarse, aunque por lo que sus resignadas palabras dejan entrever, tampoco parece dimensionar las secuelas que dejará a mediano y largo plazo la tergiversación de las identidades en algunos de esos poblados. Por su propia y confesa ligereza al trivializar lo indígena como una simple moneda de cambio para acceder a partidas presupuestales, el tiempo que le resta de su segundo trienio consecutivo, y particularmente hasta que termine la siguiente temporada electoral en 2027, estará atado a la fatalidad que bien define el refrán “cría cuervos y te sacaran los ojos”.

Y es que la confrontación política de estos meses recientes, apenas es el comienzo de más episodios que deberá afrontar en su juego de fuerzas con la burocracia regional del INPI encabezada por la cuestionada ludovicense Carmen Álvarez, quien tiene la bendición de la ex senadora María de Jesús Rodríguez Ramírez (conocida como “Jesusa”) la que por designio presidencial encabeza en Guanajuato el neo romanticismo y oportunismo con el que Morena pretende sacar provecho electoral del tema indígena, en ese propósito les favorece que los panistas, desde su ignorancia cultural y su soberbia clasista, en sus más de 30 años en el poder nunca han logrado consolidar políticas públicas responsables hacia ese sector de la población.

Feria Doctor Mora: más veneno a los jóvenes…

Mientras en Jalisco, con gobernador de Movimiento Ciudadano, la Fiscalía al someter a proceso penal la agrupación de Culiacán los Alegres del Barranco por lo acontecido en el Auditorio Telmex y en otros foros, está sentando un precedente a la impunidad de quienes han encontrado en la música y las canciones una vía para hacer apología del delito y la violencia; en el municipio de Doctor Mora, al presentar la cartelera de la cercana feria 2025, el alcalde de Morena Javier Reséndiz Jacobo, de acuerdo a la nota publicada por Correo, de modo cantinflesco justifica la presencia de intérpretes de narcocorridos trasladando a los ciudadanos la decisión de que se incorpore ese tipo de música.

Pero eso no es más que demagogia de político pueblerino, porque ya va en su segundo periodo y cada feria ha actuado como lo hace ante ese negocio cualquier alcalde priista o panista de los más sospechosos. Ni siquiera porque en su partido se llenan la boca como los trasformadores del país, y en un contexto en el que es un tema posicionado en la agenda nacional, el que no se promuevan esas expresiones musicales con cargo al dinero público, a Reséndiz Jacobo eso le ha valido un cacahuate, lo que parece importarle es que la cartelera le garantice el aplauso mayoritario y en la próxima feria ha permitido la presencia de cuando menos tres agrupaciones que seguirán envenenando la mente de los jóvenes con canciones que elogian y promueven a los delincuentes como héroes populares.

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