Jerécuaro, Gto. – A sus 67 años Ezequiel Juárez Flores toma clases de teclado actividad que pospuso en su juventud ya que lo primordial era trabajar para dar un patrimonio estable a su familia. El hombre quien se ha dedicado al oficio de hojalatero, comenzó hace algún tiempo a tocar la guitarra algo que no le agrado mucho después lo intentó con el acordeón al no tener un maestro que le enseñara a manejar el instrumento decidió dejarlo.

Hace tres años se acercó a Casa de Cultura a pedir informes de las clases que se impartían, tomando la decisión de aprender a tocar el teclado. Este hombre, que siempre había tenido una profunda admiración por la música, decidió que nunca era tarde para comenzar a desarrollar esta habilidad, desafiando las ideas preconcebidas sobre la edad y el aprendizaje.

 
Katia Ivonne Soto Granados, maestra de Ezequiel.

Ezequiel, quien lleva toda su vida trabajando en el sector comercial, siempre había soñado con tocar un instrumento musical, pero las responsabilidades de la vida lo habían mantenido alejado de esa meta. Sin embargo, hace apenas unos años, decidió inscribirse en clases de teclado, desde entonces, su entusiasmo no ha dejado de crecer.

“Siempre quise tocar música, pero por una u otra razón nunca lo había hecho. Pensé que a mi edad ya no tendría oportunidad, pero me di cuenta de que nunca es tarde para empezar. La música es algo que siempre me ha gustado, y ahora estoy aprovechando la oportunidad, todos los días repaso las melodías que me enseña la maestra”.

Los avances de Ezequiel han sido sorprendentes. Aunque comenzó con lo básico, ha ido adquiriendo habilidad rápidamente, y hoy ya es capaz de interpretar canciones sencillas, algo que le llena de orgullo.

 
 

Katia Ivonne Soto Granados maestra del taller de música detalló que, aunque los jóvenes pueden aprender más rápido, la disciplina y la pasión que pone pueden llevarlo tan lejos como deseen. “Es muy gratificante ver cómo Ezequiel se superan cada día. La música tiene un poder increíble para conectar con las emociones y el intelecto, y no hay edad para disfrutarla”.