Ciudad de México, México.- La tensión en el Medio Oriente alcanzó nuevos niveles este martes cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó tener “control completo y total de los cielos iraníes”, tras una serie de bombardeos masivos lanzados por el ejército israelí contra instalaciones nucleares y militares en Irán. En un mensaje publicado en la red social Truth Social, Trump destacó la superioridad tecnológica de los sistemas de defensa estadounidenses sobre los iraníes, sugiriendo que “nadie lo hace mejor que el bueno de Estados Unidos”.
Estas declaraciones se produjeron minutos después de que el vicepresidente estadounidense, JD Vance, indicara que Trump podría considerar “nuevas acciones” para frenar el programa de enriquecimiento de uranio de Irán. Vance enfatizó que la decisión final recaía en el presidente, pero subrayó que Irán “no puede tener un arma nuclear”, una postura que también comparte Israel para justificar su ofensiva.
En respuesta a los ataques, Irán ha lanzado cientos de misiles y drones contra Israel, causando al menos 24 muertes en territorio israelí. El gobierno iraní ha preparado misiles y otros equipos militares ante la posibilidad de que Estados Unidos se una a la guerra, según informes de The New York Times. El presidente Trump ha evaluado con su equipo opciones que incluyen atacar instalaciones nucleares iraníes y ha afirmado conocer la ubicación del líder supremo iraní, Ali Jameneí.
Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebró la destrucción de numerosas lanzaderas de misiles y drones iraníes, calificando los ataques como una “declaración de guerra” por parte de Irán. Israel ha solicitado el apoyo militar de Estados Unidos, especialmente para utilizar sus poderosas bombas GBU-57 contra instalaciones nucleares iraníes, como la de Fordow.
La comunidad internacional observa con preocupación la escalada del conflicto. Mientras Rusia y China critican las acciones de Israel y Estados Unidos, líderes europeos instan a la desescalada. Analistas advierten que una intervención directa de Estados Unidos podría arrastrar a la región a una guerra a gran escala, con consecuencias impredecibles para la estabilidad global.
Este conflicto marca un punto álgido en las tensiones entre Irán e Israel, con implicaciones que podrían redefinir el equilibrio de poder en el Medio Oriente y afectar las relaciones internacionales a nivel mundial.