Ciudad de México, México.– La ciudad de Los Ángeles vive días de tensión y confrontación luego de una serie de operativos migratorios realizados el viernes 6 de junio por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE), en el marco de la política migratoria impulsada por el presidente Donald Trump.

Las redadas, efectuadas en distintos comercios del área metropolitana, resultaron en la detención de 45 personas sin orden judicial, entre ellas 11 ciudadanos mexicanos, según confirmó el cónsul general de México en la ciudad.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) difundió en redes sociales los nombres y nacionalidades de solo seis de los detenidos, sin detallar los motivos de las detenciones ni los cargos específicos.
Protestas masivas y represión
Las acciones del ICE provocaron una ola de protestas encabezadas principalmente por comunidades hispanas, activistas y defensores de derechos humanos, quienes denunciaron los operativos como “ilegales, arbitrarios y racistas”. La ciudad de Los Ángeles, declarada “ciudad santuario” desde 2024, ha sido históricamente un punto clave en la defensa de los derechos de los migrantes.

Las protestas escalaron rápidamente, con manifestantes enfrentándose a la policía en las calles. En una imagen que ha dado la vuelta al mundo, un manifestante fue captado vertiendo agua sobre una bomba de gas lacrimógeno, símbolo del nivel de confrontación registrado. El uso de gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y la fuerza física por parte de la policía ha sido ampliamente criticado por diversas organizaciones civiles.
De Los Ángeles a Nueva York: la indignación se extiende
El sábado 7 de junio, la indignación se trasladó a Nueva York, donde cerca de 100 personas se manifestaron en Manhattan en solidaridad con los migrantes. Hubo bloqueos, lanzamientos de objetos y la detención de cinco personas tras enfrentamientos con las autoridades locales.
Guardia Nacional desplegada; bloqueos y represión continúan
Para el domingo 8 de junio, las protestas en Los Ángeles habían alcanzado su tercer día consecutivo. Más de 2,000 manifestantes bloquearon tramos de la autopista 101, en un acto de desobediencia civil que fue rápidamente respondido con el despliegue de 300 efectivos de la Guardia Nacional de Estados Unidos, enviados por el gobierno federal durante la madrugada.
El presidente Trump instruyó personalmente a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem; al secretario de Defensa, Pete Hegseth; y a la fiscal general, Pam Bondi, a “restablecer el orden” y garantizar la expulsión de inmigrantes indocumentados. En palabras del mandatario: “Los Ángeles será libre”.
Reacciones nacionales e internacionales

Las redadas y el despliegue de la Guardia Nacional generaron una ola de condena tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Veintidós gobernadores demócratas calificaron la decisión de Trump como un “abuso de poder alarmante”.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, exigió respeto a los derechos humanos de los connacionales detenidos, y advirtió que la violencia no resuelve el fenómeno migratorio.
También la exvicepresidenta Kamala Harris alzó la voz, calificando la medida como una “escalada peligrosa” y parte de una “agenda cruel y calculada para sembrar el pánico y la división”.