Silao, San José Iturbide y Pénjamo, Gto.– El abandono de inmuebles en distintos municipios del estado ha ido en aumento y, con ello, también los riesgos para las comunidades. Lo que antes eran viviendas, oficinas o centros de resguardo, hoy se han transformado en puntos de vandalismo, refugio para personas sin hogar, sitios de consumo de drogas y hasta baños públicos.
Silao: estructura abandonada a la orilla de la carretera
A un costado de la carretera Silao-León, cerca de la comunidad Colonias Nuevo México y a unos kilómetros del Aeropuerto Internacional de Guanajuato, un inmueble que anteriormente resguardaba antenas de comunicación se encuentra en total abandono.
Las antenas ya fueron retiradas, pero quedó una estructura metálica expuesta que ha atraído a delincuentes. Las puertas y ventanas han sido robadas, y los vecinos temen que el sitio se convierta en escenario de delitos mayores debido a la oscuridad y el aislamiento de la zona.


Habitantes han hecho un llamado a los propietarios del predio y a las autoridades estatales para que se tomen medidas urgentes de resguardo y vigilancia.
San José Iturbide: casas convertidas en baños públicos
En San José Iturbide, al menos nueve casas abandonadas junto a la central de autobuses Flecha Verde, sobre la calle El Canal, han sido tomadas por personas en situación de calle. Las viviendas han sido vandalizadas, utilizadas como baños al aire libre y como refugio para el consumo de bebidas alcohólicas.
Vecinos reportaron que las viviendas llevan más de cuatro años abandonadas, y a pesar de denuncias y advertencias colocadas en sus fachadas, las autoridades no han intervenido.


Durante un recorrido, se observaron paredes destruidas, residuos de quemas, grafitis, mal olor por la falta de higiene, y vestigios de que los inmuebles son utilizados como vivienda temporal. El abandono ha deteriorado no solo las estructuras, sino también la seguridad y tranquilidad de la zona.
Pénjamo: casas abandonadas, una amenaza silenciosa
A pocos metros de la cabecera municipal de Pénjamo, múltiples inmuebles abandonados se han convertido en una fuente de preocupación para los vecinos. Las casas deterioradas –con cristales rotos, puertas forzadas y acumulación de basura– han sido ocupadas por personas en situación de calle, pero también por individuos que realizan actividades delictivas.
La cercanía de estas viviendas con zonas habitadas ha incrementado la percepción de inseguridad. Residentes de colonias como Miguel Hidalgo aseguran haber visto movimientos sospechosos y reportan haber sido víctimas de robos o intimidaciones.

“Ya no dejamos salir a nuestros hijos como antes. No sabemos quién entra o sale de esas casas, y eso nos da miedo”, relató una vecina.
Los propietarios no han sido localizados o han mostrado desinterés por recuperar los inmuebles, lo que dificulta cualquier acción oficial para su intervención. Habitantes exigen operativos de vigilancia y una política de recuperación o reutilización de estos espacios para evitar que sigan siendo puntos de riesgo para las comunidades.
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