Guanajuato, Gto.- Guanajuato capital tiene un sinnúmero de espacios públicos de gran hermosura y tradición, lugares icónicos y rincones preciosos que apapachan a locales y visitantes, otorgando sitios perfectos para la relajación, la meditación o incluso el romance. Y sin duda, uno de los más especiales, bellos y románticos es el jardín Florencio Antillón.

Construido como parte del gobierno estatal de Guanajuato en 1875, cuando Florencio Antillón fue gobernador, se trata de un hermoso y amplio espacio verde incrustado en la mancha urbana. Está delimitado por bellas columnas de cantera verde que enmarcan sus accesos. La distribución de sus andadores y jardines es simétrica, y recorrerlos es un verdadero deleite en cualquier época del año, pues siempre se encuentra lleno de vida y verdor, en una primavera perpetua.

Flanqueado hacia su parte occidental por el Palacio de Gobierno y hacia su parte oriental por la Presa de la Olla, es un lugar perfecto para los románticos y enamorados. Un espacio cuasi mágico por las tardes, cuando los tonos dorados, ocres y rosados del atardecer inundan el ambiente.

Actualmente nombrado en honor al general y político Francisco Florencio Antillón Moreno, nacido en 1830, este parque rinde homenaje a un hombre que, con valor y visión, luchó por la recuperación de la ciudad tras la intervención extranjera y promovió obras cívicas que aún marcan el paisaje urbano de Guanajuato. Sin embargo, no siempre llevó su nombre actual. Según el libro Guanajuato a su paso. Guía para viandantes, de Claudia Herbert Chico y Susana Rodríguez Betancourt, se sabe que durante algunos años fue simplemente llamado Joaquín Obregón González, y que posteriormente, en 1902, recibió su denominación definitiva.

Justo a un costado del parque, marcado con el número 131 del Paseo de la Presa, se encuentra la casa de campo del general Florencio Antillón, lugar que fue descrito en la novela Estas ruinas que ves, de Jorge Ibargüengoitia, quien afirmaba ser bisnieto del general Antillón. Hoy en día, una placa conmemorativa colocada en el centro del parque, a modo de epitafio, recuerda este pasaje histórico-literario con la siguiente leyenda:

“Aquí descansa Jorge Ibargüengoitia, en el parque de su bisabuelo, que luchó contra los franceses.”

Un detalle que añade un dejo de melancolía y un halo de leyenda al parque

En la edición original de las Efemérides Guanajuatenses, de Lucio Marmolejo, se publicó un grabado del Jardín Florencio Antillón, mismo que en 1884 sería reproducido por una importante revista de la capital del país llamada Álbum de la Mujer. Con ello, en el imaginario popular, este jardín se convirtió de inmediato en una de las bellezas del Guanajuato moderno.

Hoy en día, a 150 años de su inauguración, el Parque Florencio Antillón sigue siendo un punto de encuentro preferido por quienes buscan refugiarse del bullicio urbano, en medio de una atmósfera de ensueño, romance y literatura.