Ciudad de México, México.- Estados Unidos vive una carrera contra el tiempo en la industria automotriz. Con los aranceles del expresidente Donald Trump amenazando con encarecer los vehículos importados hasta en un 25 por ciento, los consumidores se están apresurando a comprar autos antes de que entren en vigor las nuevas tarifas, lo que está dejando a los concesionarios con inventarios al límite y preparando a la industria para un desplome en ventas durante el verano.

Según datos de Cox Automotive, el inventario de autos nuevos cayó un 24% respecto al mismo periodo del año pasado, dejando a los concesionarios con una disponibilidad para apenas 61 días, el nivel más bajo en casi dos años. En enero, esa cifra era de 98 días.
“Una de las mayores caídas que hemos visto en varios años”, advirtió Jonathan Smoke, economista jefe de Cox Automotive. El experto anticipa una “desaceleración evidente” en las ventas una vez que se agoten los vehículos que aún no están gravados por las tarifas.
Compras por pánico y sueños frustrados

Historias como la de David Avetisyan, un banquero de California, reflejan el sentimiento de urgencia que se ha apoderado de los consumidores. Avetisyan y su esposa habían planeado comprar un Porsche 911 Cabriolet personalizado, pero al ver el riesgo de pagar hasta 40 mil dólares más por el auto debido al arancel, optaron por un modelo en stock: un 911 negro, menos personalizado, pero exento del impuesto.
“Nos asustamos un poco”, dijo Avetisyan. “No iba a pagar 40 mil dólares más”.
Como él, miles de compradores se han adelantado, impulsando un aumento del 11% en las entregas de vehículos en marzo. Sin embargo, el ritmo anualizado de ventas ya comenzó a desacelerarse en abril, bajando a 17.3 millones de unidades desde los 17.8 millones del mes anterior.
Impacto en las grandes automotrices
Las consecuencias se sienten en todos los niveles. General Motors prevé pérdidas de hasta 5 mil millones de dólares por los aranceles. Stellantis NV y Mercedes-Benz Group AG incluso cancelaron sus proyecciones para el resto del año, mientras que Ford Motor revelará su evaluación tras el cierre de los mercados.

Aunque algunas marcas, como GM y Volkswagen AG, intentan absorber el costo de los aranceles, esto implica recortes en incentivos. Las financiaciones con tasas preferenciales están desapareciendo y los préstamos al 0% han caído a su nivel más bajo desde 2019, según Smoke.
En este contexto, las marcas están reduciendo sus promociones para conservar inventario. Ford y Stellantis, por ejemplo, extendieron sus descuentos tipo “precio de empleado” para reducir existencias altas, lo que ha llevado a aumentos en ventas, pero también acelera el agotamiento de autos disponibles sin aranceles.
De acuerdo con la firma JD Power, los aranceles podrían recortar las ventas anuales en 1.1 millones de unidades, lo que representa una baja del 8%. La firma Black Book proyecta que si los fabricantes absorben los impuestos, las ventas podrían caer a 14.9 millones de unidades en 2025, desde los 16 millones de 2024. Pero si los costos se trasladan completamente al consumidor, el mercado se reduciría aún más: a 13.6 millones de vehículos vendidos.
Las consecuencias ya comienzan a sentirse: menos promociones, menos incentivos, y precios que suben sigilosamente.
“Si eliminan los incentivos, eso aumenta el costo para el consumidor, aunque el precio en la etiqueta no cambie”, explicó Eric Lyman, vicepresidente de Black Book.
¿Qué harán los concesionarios?
En el terreno, la incertidumbre es palpable. Beau Boeckmann, presidente de Galpin Motors en Los Ángeles, señala que su inventario de autos “libres de aranceles” está siendo promocionado intensamente. Aunque al principio dudó de las promociones tipo “de empleado”, finalmente aceptó que era mejor mover el inventario ahora antes de enfrentar un mercado inflado.
Incluso compró un Ford Mustang nuevo para su hija antes de que aumentaran los precios.
“No tengo una idea clara de qué pasará mañana”, reconoció Boeckmann. “Tenemos inventario ahora que no está afectado por los aranceles, y vamos a promocionarlo, y luego abordaremos lo que venga después”.
Mientras tanto, los fabricantes intentan aguantar. El CEO de Hyundai Motor anunció que planean aumentar los precios gradualmente, y el líder de Ford, Jim Farley, advirtió que solo subirán sus etiquetas si lo hacen sus competidores. Pero con costos adicionales de entre 5 mil y 10 mil dólares por unidad, la presión para trasladar esos incrementos a los consumidores es alta.