Claudia Sheinbaum, la sucesora de Andrés Manuel López Obrador es la primera mujer presidenta de México, introduce Stephania Taladrid a la jefa de Estado en probablemente el perfil más ambicioso realizado a la fecha sobre la lideresa mexicana publicado esta semana en la revista The New Yorker. “Es tan clara y controlada como impetuoso era AMLO”, añadió. “De hecho, habla menos que él con los periodistas, por lo que sus declaraciones en el Salón de la Tesorería -donde realiza su versión de la mañanera- suelen ser las mejores indicaciones de las prioridades y planes de su gobierno”.

Taladrid se sorprende que un día después de que tomó posesión Donald Trump como presidente, en lugar de hablar cómo lidiaría con él, habló de salud. No reparó la autora, pese a que describió los ires y venires de Sheinbaum por las preguntas de periodistas, que sus prioridades no son las que trascienden a la opinión pública, pero dibuja la forma como el mecanismo inventado por López Obrador, engaña. Ser el rey o la reina de la conversación no significa imponer la agenda noticiosa del país ni el debate en la arena pública.

Como lo hizo con Trump y lo hace diariamente casi sin excepción, mantiene el formato de su mentor con rigor envidiable, hablando de acciones que usualmente están alejadas de las preocupaciones y ansiedades más cercanas de la población. Es una tarea de difusión y comunicación gubernamental, a lo que está obligada por la ley, pero la parte más relevante es el segmentos de preguntas y respuestas. López Obrador lo hacía para denostar y atacar a sus críticos, para quitarles credibilidad y dispersar en reguilete mentiras y propaganda, que aunque siempre fue un arma poderosa del arsenal de los autócratas, recordó Bardia Rahmani, candidato a doctor en Ciencia Política por la Universidad de Columbia, en un interesante texto en el Journal of Democracy, “en años recientes, sin embargo, se ha convertido en una herramienta de primer recurso”. Hay una discusión sobre si López Obrador fue un autócrata o no. No podría llamársele así porque el edificio institucional que existía -lo demolió a menos de 30 días de terminar su mandato- no se lo permitió, pero sus políticas y acciones, como el desmantelamiento de las instituciones de segunda generación democrática y el Poder Judicial, son naturales en los autócratas del mundo.

La evolución del país durante el obradorismo fue hacia la autocracia, donde la propaganda fue instrumentada a partir de un diseño poderoso de su jefe de mentiras, Jesús Ramírez Cuevas, actual coordinador de asesores de la presidenta Sheinbaum, en donde inventó medios alternos de propiedad privada, que son caracterizados por Rahmani en sus estudios de caso como instrumentos que “difuminan la línea entre los medios públicos y privados, (y) aunque sus propietarios son, en teoría, ciudadanos privados, sus vínculos informales con partidos gobernantes autocráticos plantean dudas sobre la independencia de sus redacciones. Esas preocupaciones son justificadas: a menudo, funcionan como medios de propaganda de facto”.

Sheinbaum inició sus mañaneras con otra intención, pero el cúmulo de problemas heredados y los nuevos desafíos del exterior, no parecen haberle permitido continuar con una construcción diferente de la comunicación política. Algo que no quería era tener cerca de esos personajes que trabajaban bajo las órdenes de Ramírez Cuevas, pero ha tenido que volver a utilizarlos para que cumplan la misma función que hacían con López Obrador, donde el exvocero y colaborador suyo ha ganado fuerza en Palacio Nacional.

Sheinbaum no parece comprender que esa estrategia tuvo un éxito relativo de plazo sexenal. Apreciar la forma como proliferan las denuncias y críticas en los medios y de periodistas contra el expresidente, habla del fracaso de la estrategia de Ramírez Cuevas a mediano y largo plazo. Actualmente, tampoco le está funcionando. Controla la conversación, pero no la agenda pública. Es decir, le imponen la agenda pública y por el peso de su palabra ella domina la conversación. Ayer es un ejemplo de ello:

1.- Salió en apoyo de la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, que fue acusada por diputados de Morena, de acuerdo con unas grabaciones filtradas a la prensa, de “déspota” y supuestos actos de corrupción. El tema lo puso en la agenda pública La Jornada. Sheinbaum actuó a la defensiva.

2.- Se refirió al órgano que debería de retirar candidaturas al Poder Judicial, luego que el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, admitió que entre ellos, como habían denunciado organismos de la sociedad, había abogados que defendían a narcotraficantes. El tema fue noticia principal de Excélsior.

3.- Pidió investigar si al delegado del IMSS en Tamaulipas que detuvieron y liberaron pese a que le encontraron armas en el automóvil, se las plantaron. Esta fue la nota principal de Reforma.

4.- Tocó la queja del director de la Agencia de Protección al Ambiente de Estados Unidos, que exigió a México que dejara de contaminar las costas de California, y dijo que ya estaba negociando con él la secretaria del Medio Ambiente, Alicia Bárcena. También lo publicó Reforma.

Las respuestas de la presidenta fueron registradas entre las principales informaciones de los portales de noticias, aunque eran los temas de los cuales no iba a hablar. Otros, como sus cifras preliminares sobre homicidios dolosos, cumplieron casi 24 horas de críticas, porque la metodología que utilizan para decir que hay reducciones, no se ajustan a la realidad. Por ejemplo, como apuntó ayer Carlos Loret en El Universal, “sin ir más lejos, los asesinatos han ¡aumentado! Entre diciembre del 2024 y marzo del 2025, al pasar de 73 a 75 en promedio al día”.

No le está funcionando la comunicación política, el brazo más poderoso para acompañar un gobierno. Quería hacer algo distinto y tenía la legitimidad y el bono para hacerlo, pero parece haber claudicado al entregarse al modelo fallido de su antecesor. Hay una frase que le atribuyen -es cuestionable- a Albert Einstein, que dice que es una locura “repetir una y otra vez lo mismo esperando resultados diferentes”. Es cierto. La presidenta científica tendría que reevaluar lo que está haciendo en ese campo. Le iría mucho mejor.

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