Ciudad de México, México.- El papa Francisco murió este lunes 21 de abril a las 7:35 horas en su residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano. Así lo confirmó el cardenal Kevin Joseph Farrell, y posteriormente la oficina de prensa del Vaticano. Tenía 88 años.
Aunque la causa exacta del fallecimiento aún no ha sido confirmada, su muerte se produce a pocas semanas de haber sido dado de alta tras una neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado entre el 14 de febrero y el 22 de marzo en el hospital Gemelli, en Roma.

A pesar de la gravedad de su estado, el pontífice argentino mostró señales de recuperación y retomó, aunque de manera limitada, sus funciones como líder de la Iglesia católica.
Un regreso pausado, pero activo
Desde su regreso al Vaticano, el papa Francisco intentó reinsertarse progresivamente en sus actividades. El 23 de marzo fue dado de alta y, con ayuda de oxígeno y en silla de ruedas, agradeció a los fieles que lo esperaban a la salida del hospital.
El 25 de marzo retomó sus compromisos institucionales con un mensaje de gratitud a la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.
En adelante, continuó emitiendo textos y bendiciones, sin presentarse físicamente en algunos eventos, pero dejando clara su voluntad de mantenerse cerca del pueblo católico.

Durante esas semanas, su estado de salud fue objeto de atención pública. Las imágenes difundidas por el Vaticano mostraban a un Francisco visiblemente debilitado, con las manos hinchadas y una voz cada vez más frágil, pero con el mismo compromiso espiritual que lo caracterizó durante su pontificado.
Semana Santa: entre la devoción y la despedida
La Semana Santa fue una etapa clave en los últimos días de Francisco. Aunque algunas de sus homilías fueron leídas por otros miembros de la Iglesia, el papa redactó personalmente los mensajes para cada una de las fechas, incluyendo el tradicional Via Crucis y la misa del Domingo de Ramos.
El 17 de abril, en Jueves Santo, visitó la cárcel Regina Coeli en Roma, una tradición que había mantenido durante su pontificado. Aunque no pudo realizar el lavatorio de pies, envió un emotivo mensaje:
“Este año no puedo hacerlo, pero puedo y quiero estar aquí”.

En su homilía del Sábado de Gloria, habló de la esperanza que representa la Resurrección, y el Domingo de Pascua, en su última aparición pública, impartió la bendición Urbi et Orbi. Desde el balcón de la Basílica de San Pedro pidió por la paz en Gaza, Ucrania, Yemen y otras regiones del mundo, además de solidarizarse con las víctimas del sismo en Myanmar.
Ese mismo día, se reunió en privado con J.D. Vance, vicepresidente de Estados Unidos, con quien dialogó sobre la crisis migratoria y los retos sociales que enfrenta el mundo.
Su último mensaje: el amor triunfa

Horas antes de su muerte, el papa Francisco compartió uno de los que serían sus últimos mensajes, lleno de esperanza y convicción:
“El amor ha triunfado sobre el odio, la luz sobre las tinieblas y la verdad sobre la mentira. El perdón ha triunfado sobre la venganza… El mal no ha desaparecido de la historia; permanecerá hasta el final, pero ya no tiene poder sobre quienes aceptan la gracia de este día.”
Con ese espíritu, el papa Francisco culminó un pontificado de más de una década en el que buscó acercarse a los más vulnerables, defender a los migrantes, denunciar las guerras, y llamar constantemente a la compasión, la humildad y el diálogo.
Aún se espera que el Vaticano revele más detalles sobre sus últimos momentos, así como el protocolo a seguir para las ceremonias fúnebres.