Ciudad de México, México.– El papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, falleció este lunes a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta a las 7:35 horas locales (5:35 GMT), cerrando un pontificado que durante más de 12 años buscó transformar profundamente a la Iglesia católica, desde sus estructuras hasta su lenguaje.
Francisco será recordado como el papa de los desfavorecidos, el primer pontífice jesuita y el primero no europeo en más de 1,200 años, cuya elección el 13 de marzo de 2013 rompió con siglos de tradición.

Su pontificado comenzó con un simple “buenas tardes” y un gesto de humildad: pedir la bendición del pueblo antes de impartir la suya. “Se ve que los cardenales han querido elegir al obispo de Roma en el fin del mundo”, dijo entonces, refiriéndose a su natal Argentina.
Un papado marcado por la reforma y la misericordia
Inspirado por san Francisco de Asís y animado por el cardenal brasileño Cláudio Hummes con la frase “acuérdate de los pobres”, Bergoglio adoptó el nombre de Francisco y trazó una hoja de ruta clara: una Iglesia pobre para los pobres.
Durante su pontificado impulsó reformas internas profundas, como la nueva Constitución apostólica Praedicate Evangelium, con la que modificó la estructura del Vaticano, dio prioridad a la evangelización y la transparencia económica, y limitó privilegios de la Curia.

No fueron decisiones fáciles. Enfrentó resistencia interna, especialmente del sector más conservador. Algunos cardenales manifestaron abiertamente su oposición. El caso más emblemático fue el de cuatro purpurados que expresaron públicamente sus “dubia” (dudas) sobre algunas de sus enseñanzas. También salió a la luz un memorando crítico, redactado por el cardenal George Pell antes de su fallecimiento, que calificaba su pontificado como “catastrófico”.
La lucha contra los abusos y la exclusión
Uno de los retos más delicados de su pontificado fue el escándalo de abusos sexuales cometidos por miembros del clero. Francisco implementó normas estrictas para que cada diócesis actuara contra los abusadores y escuchara a las víctimas, aunque algunos casos recientes pusieron de relieve que la Iglesia aún tiene mucho camino por recorrer.
En el plano pastoral, Francisco impulsó una Iglesia más abierta y acogedora. Cambió el lenguaje con el que se dirigía a los homosexuales, los migrantes y los divorciados vueltos a casar. Su postura fue clara: “¿Quién soy yo para juzgar?”, dijo en 2013 al ser preguntado sobre sacerdotes homosexuales.
Ese espíritu de inclusión quedó reflejado en el documento que permitió la bendición de parejas homosexuales, un paso sin precedentes que generó un amplio debate y que será clave para el rumbo que tome su sucesor.
Un pontífice en movimiento

El papa Francisco también será recordado por su cercanía con los pueblos olvidados del mundo. Visitó 47 países, muchos de ellos con minorías católicas, y su primer viaje fue a la isla italiana de Lampedusa, símbolo de la crisis migratoria en Europa. Allí lanzó uno de sus mensajes más potentes contra la “globalización de la indiferencia”.
Sus encíclicas marcaron la doctrina social de su pontificado. Laudato si’, dedicada al cuidado del planeta, y Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, fueron llamadas urgentes a la acción en tiempos de crisis ambiental y división global.
¿Quién era el Papa Francisco?
Francisco nació en Buenos Aires en 1936 en una familia de origen italiano. Estudió química antes de ingresar a la Compañía de Jesús. Fue ordenado sacerdote en 1969 y durante la dictadura militar argentina pasó un tiempo en Alemania y luego en Córdoba, donde cultivó un perfil bajo y austero.
Rechazó los lujos del poder eclesiástico: vivía en un pequeño departamento en Buenos Aires y, ya como papa, renunció a los apartamentos pontificios del Vaticano para instalarse en la más modesta Casa Santa Marta.
Fue hincha ferviente del club San Lorenzo, amante del tango y de los encuentros personales. Su estilo pastoral —más cercano a la calle que al protocolo— cautivó a muchos y desconcertó a otros.