Acámbaro, Gto. – En Acámbaro un pescador local ha decidido diversificar su actividad tradicional para adaptarse a los cambios que ha experimentado el embalse de agua donde realiza su faena. A raíz de la disminución en la cantidad de peces disponibles, lo que ha afectado su fuente de ingresos, ha comenzado a combinar la pesca con la cría y cuidado de ganado, buscando asegurar su sustento y mejorar su calidad de vida.

Arturo Ramos Martínez originario de la localidad de San Miguel de las Carpas quien lleva más de 53 años como pescador actividad que ha sido una tradición en su familia, explicó que el embalse de la Presa Solís en el que por años ha trabajado solía ser una fuente abundante de peces, pero en los últimos años, debido a factores como los bajos niveles de agua, la pesca ha dejado de ser rentable.

Antes, la pesca era mi principal fuente de ingreso

Antes, la pesca era mi principal fuente de ingreso. Sacaba más de 100 kilos de mojarra la cual vendía, y con eso mantenía a mi familia. Ahora, solo pesco de 2 a 3 kilos cada tercer día que me toca ingresar, el producto que obtengo solo es para comer, ya no hay lo mismo que antes”.

Arturo creo que los peces se van del embalse de agua cuando abren las compuertas ya que ha escuchado de otros pobladores qué en el río o canal por donde se va el agua de la Presa si hay peces, “yo pienso que como abren las compuertas se va por el canal el producto ya que dicen que por el río si sale mucho producto“.

Ante la falta de recursos pesqueros y la necesidad de sostenerse económicamente, Arturo tomó la decisión de incursionar en la cría de ganado. “El ganado me da una fuente adicional de ingresos. Tengo algunos animales que cuido y crío, y eso me ayuda a complementar lo que gano de la pesca, que ya no es suficiente”, explicó.

Las 8 cabezas de grabado qué tiene las debe bajar del cerro todos los días para que acudan a la Presa a beber agua y pastear siendo esto de lo que se alimentan, “todos los días camino 4 kilómetros para bajar y subir el ganado al cerro y cuidarlas 5 horas diarias a las orillas de la presa, es cansado, pero si no hacemos esto no tenemos para comer“.

Cuando las vacas tienen becerritos estos los vende, pero a decir del pescador no es tanto la ganancia ya que le pagan por cada becerro de 7 a 8 mil pesos. En cuanto a las vacas esas las vende al carnicero, pero en ocasiones no las quieren comprar ya que indican que están viejas y no sale buena carne además de que las pagan a menor precio que los becerros.

A pesar de que la localidad en la que vive Arturo se encuentra asentada a la orilla de la presa a su ganado si le afecta la sequía ya que están a más de 2 kilómetros del embalse de agua. Debe llevar a sus animales lo más alto del cerro para que no sean robados como ya le paso hace un año, cuando unas personas mataron a uno de sus animales y lo destajaron llevándose la carne en partes.

El pescador detallo que los niveles de la Presa Solís han ido disminuyendo desde los primeros días de enero, siendo casi 30 metros lo que ha bajado el nivel del agua. “Si los niveles siguen bajando será más complicado el ingreso de los pescar ya que hay mucho ensolver y el ganado también sufre ya que se queda estancado y no se puede sacar“.

El caso de Arturo resalta la importancia de la resiliencia y la capacidad de adaptación de los trabajadores rurales frente a los cambios ambientales y económicos. Mientras la pesca tradicional enfrenta un futuro incierto, la combinación de actividades como la ganadería ofrece nuevas oportunidades para aquellos dispuestos a explorar alternativas.