Guanajuato, Gto.- El regreso del fenómeno El Niño en 2023 ha revivido los desafíos que este evento climático suele dejar en Guanajuato. Aquí te mostramos un repaso de sus tres últimas apariciones desde 2015, los cuales revelan patrones preocupantes: sequías intensas, lluvias erráticas y estrés hídrico recurrente que impactan en el campo y las zonas urbanas.
El fenómeno de El Niño en Guanajuato ha dejado efectos en todo el estado que han disminuido con los años. No obstante, los expertos del Instituto de Ecología del Estado de Guanajuato advierten que se debe fortalecer la infraestructura hídrica del estado para prevenir la falta de agua.
Aunque este año, hay poca probabilidad de la llegada de este evento ¿Qué indican los antecedentes respecto a la próxima vez?

Calor histórico en Guanajuato: 2015-2016
El impacto de El Niño en 2015 provocó que la presa La Purísima, principal fuente de abastecimiento para León, registrara en julio de 2016 su nivel más bajo en 22 años, con apenas el 32.8% de su capacidad, lo que obligó a 11 de los 46 municipios del estado a implementar racionamientos de agua. Esto ocasionó cortes de hasta 72 horas en las zonas altas de Irapuato.
La crisis agrícola generó que el sorgo tuviera una caída del 37% respecto a 2014, según datos de la SAGARPA, mientras que en el norte estatal la pérdida de 12,000 hectáreas de pastizales desencadenó una venta masiva de ganado para evitar mayores pérdidas. Estos eventos extremos marcaron este periodo con registros sin precedentes.
En abril de 2015, Juventino Rosas soportó una ola de calor histórica que alcanzó los 43.2°C, la temperatura más alta documentada en la entidad, y apenas un año después, en junio de 2016, una tormenta atípica con granizo arrasó 800 hectáreas de cultivos de moras en Salvatierra, dejando a decenas de productores en la ruina.

El Niño silencioso con efectos a largo plazo: 2018-2019
El suceso climático de 2018 a 2019 fue catalogado como “Niño débil”, sin embargo, dejó un rastro de impactos inesperados que dejaron en evidencia la vulnerabilidad de Guanajuato. Fue así que las autoridades recurrieron al proyecto de siembra de nubes con yoduro de plata, el cual fue una iniciativa fallida que sólo logró general lluvias en 3 de 15 intentos, de acuerdo a la CONAGUA.
La crisis hídrica desencadenó movimientos sociales masivos, con 5,000 jornaleros agrícolas que migraron temporalmente a Jalisco y Michoacán en busca de trabajo, y protestas en Celaya por el desabasto crónico en 17 colonias populares. En contraste, durante diciembre de 2018 el corredor industrial León-Silao recibió lluvias 400% superiores a lo normal, solo para enfrentar siete semanas después heladas tardías de -4°C que arrasaron con el 30% de los cultivos de aguacate en Tarimoro.

El Niño acompañado por el cambio climático acelerado: 2023 – 2024
El más reciente ciclo de El Niño registró una sequía extrema que afectó al 100% del estado de Guanajuato, un hecho sin precedentes. A esto le siguió una serie de inundaciones que en abril llegaron a los cultivos de Abasolo, un patrón que desconcertó a los agricultores y a las autoridades.
Por otra parte, en Romita los productores implementaron riego con aguas tratadas de la planta León Norte, mientras que viñedos en Dolores Hidalgo adaptaron drones con sensores térmicos para monitorear el estrés hídrico de sus plantas.
Fueron 18 municipios los que tuvieron una alerta sanitaria por golpes de calor y se vivieron pérdidas de 600 millones de pesos en el sector agroindustrial.
El Niño ha incrementado sus efectos en intensidad estos últimos tres eventos. De récords de calor a sequías totales seguidas de inundaciones, Guanajuato enfrenta problemas que exigen medidas públicas para empezar a anticipar los patrones climáticos, pues estos afectan en muchos aspectos a su población.

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