Se llama Damián y a los nueve años de edad mató a su primera víctima por órdenes de los Zetas. A los 11 ya había desmembrado y disuelto cuerpos en ácido. A los 15 llevaba en cuenta 17 muertos, y había ordenado el asesinato de unas 300 personas.

Le dijo a Saskia Niño de Rivera que matar de un tiro en la cabeza no lo hacía sentir tan mal: se sentía peor “cuando los mochas en pedazos”.

Hace ya quince años que el caso de otro niño sicario horrorizó al país: le apodaban ‘El Ponchis’. Mataba gente desde los 11, por órdenes del Negro Radilla, un jefe del Cártel de Sinaloa que le daba droga por cada ejecución, por cada degüello, por cada desmembramiento.

Los años que han corrido desde entonces han estado poblados de escalofriantes historias de niños sicarios. Hace un lustro Saskia recogió media docena de casos en un libro y todos parecían escritos por la misma mano.

Eran relatos de abandono, maltrato, miseria, ignorancia, adicciones… Todas culminaban en relatos de indescriptible horror, porque quienes estaban hablando eran niños.

En marzo de 2023 un sicario irrumpió en una fiesta que se celebraba en Chimalhuacán y barrió a tiros a los invitados. Dejó ocho muertos y siete heridos. Entre las víctimas había dos menores de tres años de edad. Al asesino no lo detuvo la presencia de estos niños. Cuando la fiscalía del Estado de México logró detenerlo días más tarde, se comprobó que se trataba de un adolescente de apenas 14 años que ya trabajaba como sicario para un grupo delictivo.

En agosto del año pasado un operativo en Sonora derivó en la captura de una célula criminal integrada por 19 personas. Cuatro eran menores de edad. Un mes más tarde, otro operativo terminó con la detención de siete menores de entre 12 y 15 años. Todos portaban armas largas y chalecos antibalas.

La Secretaría de Gobernación, desde la Dirección de Atención a Grupos en Riesgo, acaba de realizar un estudio sobre el reclutamiento en México, por parte de la delincuencia organizada, de niños, niñas y adolescentes.

Según ese documento, Baja California, Colima, Chihuahua, la Ciudad de México y el Edomex son las cinco entidades más proclives al reclutamiento de menores para fines delictivos.

Pero la lista abarca un total de 18 estados: Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León… y desde luego Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Zacatecas.

El estudio admite la existencia de más de 50 grupos delictivos que operan actualmente en el país. Los menores de entre 6 y 12 años reclutados por estas organizaciones realizan funciones de mensajería, halconeo y transporte de sustancias adictivas, y también suelen ser empleados para atraer a otros menores con fines de explotación sexual.

Adolescentes de entre 13 y 17 años colaboran en el cobro de piso, vigilan casas de seguridad, participan en la producción, el trasiego y la venta de drogas al menudeo, y finalmente se involucran en actividades de secuestro, sicariato y desaparición de cuerpos.

Cada vez son más frecuentes las historias de sicarios que apenas sobrepasan los 15 años de edad. En el barrio de Tepito acaba de explotar el caso del grupo de ejecución conocido como UJ40, que dirige Johan Gael González, de apenas 17 años, y del que forman parte adolescentes de 15 y 16.

“En nuestro país no está tipificado el reclutamiento y el uso de niñas, niños y adolescentes en actividades delictivas, por ello es necesario realizar reformas al Código Penal Federal y la Ley General de los Derechos de las Niñas y los Niños para tipificar a quien invite, colabore, someta o facilite el reclutamiento de cualquier persona menor de edad”, advierte el estudio.

Hay una larga lista de formas a través de las cuales los menores son enganchados por los grupos criminales: desde invitaciones en redes sociales hasta amenazas directas y privaciones de la libertad.

Según el estudio de Gobernación, ellos siguen esperando, sin embargo, “que se generen políticas públicas adecuadas para que se establezca el pleno reconocimiento del respeto por su dignidad e integridad física y la inversión adecuada en acciones para prevenir toda forma de violencia contra ellos”.

Se acaba de viralizar un video en el que un niño de alrededor de 13 años es enviado a ejecutar, con toda sangre fría, al encargado de una tienda. Las horas y las historias siguen pasando.