“Yo soy el buen pastor: el buen pastor da su vida por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye, y el lobo las arrebata y esparce las ovejas. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no tiene cuidado de las ovejas. Juan 10:11-16
En la búsqueda del poder, nos vamos a encontrar con diferentes situaciones; para algunos acostumbrados a ejercerlo sin piedad, ni empatía, de forma fría y calculada, se ve cuando implementan reformas, aprueban leyes, llevan a cabo acciones inequívocamente dirigidas a obtener las ganancias que les producen los privilegios de llevar las riendas. Algunos se vuelven despóticos, absolutistas, llegando incluso a convertirse en “psicópatas” con imposibilidad de crear vínculos afectivos con la sociedad que gobiernan, no sienten ningún remordimiento ante los feminicidios, la tala de árboles, los homicidios culposos, las desapariciones forzadas, los abusos sexuales etc. Situaciones que normalmente deberían provocar su solidaridad y empatía con quienes sufren tales tragedias de la vida. Solo los ven como votos, números de expedientes o carpetas de investigación, clientes, simples cosas u objetos que son esenciales para continuar o lograr obtener el poder que buscan para saciar sus ambiciones y objetivos.
Está en curso un proceso preelectoral, que define nuestro destino cercano, desde ahora debemos reflexionar sobre ¿Quién nos debe gobernar?, ¿Cuáles son sus verdaderas motivaciones para la búsqueda del poder?, ¿Que atributos tienen?, no debemos seguir entregando el poder a quienes nos engañan o manipulan con limosnas, las consecuencias de elegir malos líderes, que no logran resolver los problemas de inseguridad, narcotráfico, desempleo, inflación, pobreza y corrupción. Y que poco les importan, piensan que con lograr grandes ganancias para unos cuantos, con su industria y comercio, es suficiente. Se olvidan de los obreros a quienes castigan con salarios bajos, para atraer inversión extranjera a costa ofrecerles exenciones de impuestos y dejando la contaminación del medio ambiente y la pobreza de su gente, pues los bajos salarios que ofrecen de $1600 pesos que no alcanzan para mantener a una familia, ni para pagar los camiones, con prolongadas jornadas de trabajo; como una moderna forma de esclavitud, también se olvidan de la educación y de las causas sociales, prefieren tener un pueblo ignorante, no quieren que cuestionemos nada, que los medios de comunicación los adulen a diario en sus primeras planas, con grandes encabezados en líneas ágata, donde salgan sus divinos rostros cortando listones; nos quieren mansos y mensos; que no veamos los graves problemas que enfrentamos; que vivamos solo para trabajar y producir, como si esa fuese la única razón de nuestra existencia. Seres humanos como en una granja de gallinas o una fábrica de ensamblado de autos.
Nos acercamos a ese momento de la historia, donde la bisagra de la democracia, puede cambiar nuestro destino para bien o para mal, los partidos políticos andan en busca de una abeja reina que logre convencer a la población de que son la encarnación de la infinita bondad, de inteligencia y honradez en la tierra, o de un pastor para seguirnos pastoreando como ovejas, pero los ciudadanos ya hemos alcanzado una madurez democrática que exige ser tratada con dignidad y respeto, mucho se tiene que hacer, para lograr convencer al electorado, el cual ya no está para complacer a la élite del poder; que ahora va a bailar al son del huapango arribeño, al ritmo de dos violines. Ahora van a danzar, no solo los números en las encuestas de opinión, también lo harán los candidatos.
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