El escenario político este primer domingo del mes de junio está enfocado en dos estados de la República Mexicana: Coahuila y el Estado de México. Habrá elecciones en las que se medirán fuerzas entre la 4T y la oposición. Veremos el músculo de ambas fuerzas y sabremos si el fiel de la balanza del elector prefiere darle el voto al partido en el poder o si optarán por la alianza opositora. No es poca cosa lo que sucederá cuando por la tarde, se cierren las casillas, se den a conocer los resultados preliminares y nos demos una idea si los coahuilenses y los mexiquenses prefirieron darle la opción a la alternancia o si eligieron al candidato oficialista. Insisto en que no es nimio, hemos escuchado hasta el cansancio que lo que suceda en estos estados es una probadita de lo que veremos en la elección presidencial.
Seguro que así será y vale la pena poner atención. Se trata de la última elección estatal antes de que los mexicanos seamos convocados para las elecciones federales del próximo año. Así que andaremos con un ojo al gato y otro al garabato; pondremos atención en lo que va sucediendo por los rumbos de Saltillo y de Toluca; de Atlacomulco y de Torreón y estaremos con el corazón en vilo atendiendo lo que sucede en la antesala que nos va a dar rumbo para los próximos seis años.
Por lo pronto, los que estarán a prueba serán las capacidades que tienen propios y extraños para competir el próximo año. Están bajo la lupa las potencias de una alianza variopinta, en la que se mezclan todos los colores y sabores que parecían incompatibles. Se logró unir el agua y el aceite sin salpicar, o eso es lo que veremos. Veremos lo que pasa con los candidatos de Morena que le darán a su partido un antecedente muy relevante.
También estará a prueba la capacidad de seducción que tienen los convocantes para sacar a los ciudadanos de su casa y llevarlos a votar. Por más que el tema apasione y que muchas familias se enojen en las comidas dominicales y los amigos se quieran agarrar a bofetadas defendiendo las posturas políticas de su elección, lo cierto es que las elecciones no han tenido mucha participación. Hay una multiplicidad de razones que alejan al votante de las urnas: la flojera, la desidia, el miedo a verse en medio de un zafarrancho, la precaución de alejarse de una zona en la que puede desencadenarse un evento violento. Sucede. Como también ha sucedido que cuando los ciudadanos sentimos que se trata de un tema relevante, participamos.
Veremos, necesitamos estar pendientes, con la mente dividida entre Coahuila y el Estado de México que nos traen el corazón en vilo porque hay decisiones que se han quedado suspendidas, flotando en el aire. Después de estas elecciones estatales, se abrirán las compuertas que permitirán el flujo de acciones que van a definir el escenario político en tiempos y formas. Eso asusta y da curiosidad. Asusta ver cómo van a reaccionar las “corcholatas” del presidente una vez que la persona efectiva haya sido designada y las otras se hayan quedado fuera sin la oportunidad; asusta pensar en que la oposición no logre ponerse de acuerdo y da más miedo que presenten a la elección un candidato roto, despostillado o que no esté a la altura de las circunstancias.
Da curiosidad saber quién será quién. Por eso mirar a Coahuila y al Estado de México nos despierta la curiosidad que ya está a tope. Es la señal de arranque y veremos si lo hacen en orden y con civilidad o si empezarán las patadas y los codazos. Se comienzan tiempos en los que veremos si nos dan argumentos, proyectos y futuro o si tendremos desprestigios, regaños, reclamos, golpes bajos y temas de quinta ralea.
Todo esto lo tendremos que vivir o padecer y, para ver la forma en la que esto se va a desenvolver, es necesario estar atento de los sucesos de este domingo. La cobertura que se dará a estas elecciones será muy amplia: habrá cortes informativos, programas especiales, mesas de análisis, estadísticas, números, resultados preliminares. Habrá reacciones. A ellas hay que estar atentos. ¿Cómo van a reaccionar ganadores y perdedores?
Y así como lo veremos, así lo estaremos viendo en un año. Lo que sucede hoy es la mejor forma que tenemos para adivinar lo que pasará en las elecciones federales. No en valde sentimos el corazón en vilo y andamos con la mente dividida. Es mucho lo que está en juego: se medirán fuerzas entre la 4T y la oposición.